A finales de agosto, la parroquia de Rágol celebraba a su mártir san Agapito. En esta ocasión la celebración tenía una connotación especial: los 190º años del patrocinio canónico sobre el pueblo de Rágol. En efecto, fue en 1823 cuando el Papa Papa Pío VII declaró a san Agapito como patrono principal de este pueblo alpujarreño, entonces perteneciente a la diócesis de Granada.
Así reza el decreto de la Santa Sede: «La presentación de los votos del clero y del pueblo de Rágol al Reverendísimo Señor Arzobispo de la Diócesis de Granada en España, porque aquel pueblo no tenía aún principal patrono, pidieron celebrar las elecciones y propusieron que en ellas se eligiera como Patrono principal al Mártir S. Agapito de Penestre.
Relación del Acto de la elección hecha, según la norma de los Decretos de Urbano Papa VIII Nos Doctor don Francisco Calbo Ruipérez, Abogado de los Reales Consejos, Porcionero de esta S. Iglesia Metropolitana, Provisor y Vicario General de este Arzobispado para el Ilustrísimo Señor don Blas Joaquín Álvarez de Palma, Arzobispo de Granada, del Consejo de Su Majestad, certificamos a Su Santidad, Nuestro Santísimo Padre y Señor y a Su Eminentísimo y Reverendísimo Datario, Vice Canciller y otros Señores Jueces que les suplan, que con el permiso de nuestra Jurisdicción ordinaria, el Clero, la Magistratura y los habitantes del pueblo de Rágol celebró una reunión general para proceder a la elección del Santo Patrono principal de dicho lugar, teniendo en cuenta que de hecho resultaba que no lo habían tenido nunca, en la cual, a tenor de la Constitución de Urbano VIII, a través de votos secretos que se recibieron para ello, resultó elegido por unanimidad como Patrono principal del referido lugar de Rágol el glorioso Mártir San Agapito.
La Sagrada Congregación de los Ritos, el Excelentísimo y Reverendísimo Sr. Cardenal Bardaxy, Ponente en Granada, confirma la elección de San Agapito mártir como Patrono principal del pueblo de Rágol, Diócesis de Granada, y concedió el oficio y las misas con rito doble de primera clase con octava el día 18 de agosto y de otros privilegios que sean convenientes para el lugar del Patrono».
La celebración religiosa se ha prolongado durante tres días con la celebración de la santa Misa seguida de la procesión con la imagen del niño mártir.
San Agapito nació en Roma, de padres nobles, a mediado el siglo III y ya desde su infancia brilló en él una innata piedad y devoción. Hecho prisionero por Antíoco, prefecto de Roma, es atormentado con suplicios, que él vence valerosamente.
Al no conseguir doblegarlo, el prefecto ordena que sea arrojado a las fieras en el anfiteatro; pero lejos de hacerle daño alguno, se echan mansamente a sus pies y le acarician. Por eso se le representa con un león a sus pies.
La respuesta del niño siempre es la misma: «No hay más que un solo Dios y éste es Cristo». Al ver lo acontecido la muchedumbre, indignada, arremete contra los falsos dioses y empieza a clamar al Dios de Agapito, convirtiéndose a la fe más de quinientos paganos.
Por fin es trasladado a Preneste (Palestrina), y tras otros muchos tormentos y suplicios que no le causan daño alguno, es atravesado su pecho por una espada, elemento que pertenece también a su iconografía. Esto sucede el día 18 de agosto del año 274.
Las reliquias de este joven de unos quince o dieciséis años de edad se conservan en la catedral de Palestrina que fue levantada en su honor (ver la fotografía). Palestrina es una de las siete sedes suburbicarias de Roma.