A primera hora de la tarde redoblaban las campanas de la Iglesia de Retamar llamando a la feligresía. El motivo no era otro que participar y contemplar la primera estación de penitencia de su historia. En esta ocasión habían de ser los niños y los jóvenes los protagonistas de la misma, así como los que escribieran las primeras palabras de esta bella página de la historia del barrio.
Al cortejo procesional no le faltaba detalle alguno. Encabezada por la Cruz de guía la procesión contaba con niños hebreos, penitentes y mantillas hermosamente ataviadas para la ocasión. Con todo, el epicentro de la misma estaba ocupada por una Dolorosa que, aunque pequeña en estatura, atraía hacia sí todas las miradas por su belleza. Cerraban el cortejo las autoridades religiosas y civiles como marca la tradición. En este caso, se hizo presente el concejal del Excmo. Ayto. de Almería don Juan José Segura.
Todo ello había sido hábilmente coordinado desde el grupo de catequesis parroquial. De hecho, durante los últimos días se había podido ver el deambular de los numerosos colaboradores por las instalaciones parroquiales.
El fin de la procesión suponía el comienzo de la Santa Misa presidida por el párroco emérito, don Joaquín, y concelebrada por el párroco don Andrés. Este último exhortó especialmente a los infantes a confiar en la Virgen María como madre que Jesús había querido que todos tuviéramos.
Al finalizar la celebración se compartió una merienda en la que hubo tiempo para ir estrechando lazos con vistas a seguir en la construcción de una comunidad en camino que sigue a Jesús.