El pasado sábado 22 de marzo, la Casa de Espiritualidad de Aguadulce acogió la jornada de formación organizada por el Secretariado Diocesano para las Migraciones, bajo el título «Vida en la Frontera». El encuentro contó con la presencia de Helena Maleno, activista del colectivo “Caminando Fronteras”, quien ofreció una visión profunda sobre la realidad de las migraciones.
Más de 80 personas participaron en esta jornada, procedentes de diversas parroquias de la capital y la provincia, como San Sebastián, San Roque, San Francisco, San Luis y Montserrat, así como de municipios como Alhama, Padules, María y Vélez Rubio. Especial mención merecen las parroquias del poniente –Roquetas, El Ejido, Berja y Puebla de Vícar–, que trabajan activamente con personas migrantes.
También estuvieron presentes representantes de colectivos y organizaciones como Manos Unidas, Cáritas, HOAC, Bantabá y Nakani, además de miembros de distintas congregaciones religiosas, entre ellas Oblatas, Adoratrices, Hijas de Jesús, Ursulinas, Jesuitas, Marianistas, Hermanas de Cristo y los Hermanitos del Evangelio.
Helena Maleno propuso un encuentro dinámico y participativo, subrayando que, además de las fronteras físicas, existen fronteras sociales que dificultan el acercamiento y la convivencia. Durante su intervención, compartió datos impactantes: 10.427 personas han perdido la vida en 2024 en la ruta migratoria hacia España. «Los desaparecidos son muchos más», afirmó Maleno, recordando un reciente encuentro con el Papa Francisco, quien al conocer estas cifras se conmovió, lloró y rezó.
El encuentro permitió reflexionar sobre el impacto del proceso migratorio y la importancia de la acogida y el acompañamiento. Maleno destacó que la fe y la comunidad son pilares esenciales para quienes trabajan en la defensa de la vida y la dignidad de los migrantes, resaltando el papel clave de las órdenes religiosas en los lugares más vulnerables.