El Secretariado para la Familia ha celebrado un curso intensivo de preparación al matrimonio

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

El Secretariado Diocesano para la Familia y Defensa de la Vida ha celebrado un curso intensivo de preparación al matrimonio y la vida familiar. Concretamente se ha recuperado el Curso de Novios de fin de semana que, durante unos años, había dejado de impartirse.

Siguiendo la programación establecida en el Secretariado, se ha celebrado durante los fines de semana 20-21, 27- 28 de abril para atender las necesidades de aquellas parejas de la diócesis que, por motivos laborales, no pueden asistir a los de la parroquia o arciprestazgo a que pertenecen, como es el deseo del Secretariado. Los temas impartidos no son distintos de los demás cursos que se imparten en las parroquias y que están establecidos por la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española.

En el salón del Secretariado, parejas de novios han compartido doctrina y experiencias que, según ellos, creían que «se les convocaba a una encerrona con el objeto de captar ‘afiliados´ asiduos de la Iglesia». La sorpresa, según manifestaron, ha sido «oír hablar de temas tan importantes para su matrimonio que van desde el plano humano y familiar, hasta el eclesial y cristológico».

Han visto la belleza de la Iglesia que los acoge como madre. Lo que allí han vivido, según declararon, «ha cambiado su atmósfera» y en ésta el aire es más respirable. El amor entre ellos adquiere una nueva dimensión, una nueva dinámica: la dinámica del amor de Dios.

En muchos casos, el Curso de Novios se considera un trámite para obtener el «certificado» para poder casarse por la Iglesia. Pero todo cambia cuando comprenden y toman conciencia de que no se trata de «casarse por la Iglesia», sino de «casarse en el Señor». Ése ha sido el objetivo de estos cursillos: mostrarles el amor y la misericordia de Dios. Hacerles conscientes de que Dios los ama inmensamente a cada uno de ellos, que los conoce por sus nombres, que tiene un proyecto para ellos, como pareja, desde siempre.

Un Dios que, según los organizadores, «cuando sabemos escucharle, nos libra de nosotros mismos, nos ayuda a cuidar del otro, a vivir el «nosotros» y a salir de nuestro «yo». Que cuanto más seamos de Dios más somos del otro y de los demás. Que Dios los llama a ser artífices de una familia nueva que viva integrada en el conjunto de la sociedad, dando testimonio cristiano con su amor. Que los llama a construir un hogar que sea antorcha que ilumine a su alrededor. A trasparentar con su amor el amor que Dios tiene al hombre. Han sido unos días intensos de gracia y de alegría compartida».

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