En una entrevista concedida a la revista Palabra. En una entrevista concedida a la revista Palabra, el encargado de las Relaciones Externas del Patriarcado de Moscú, Hilarión de Volokolamsk, planteaba una aproximación a los católicos, articulada en torno a una posible “alianza”. Monseñor González Montes, como encargado de las Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal española, aclaraba en la citada publicación del mes de mayo que prefería “hablar más de una colaboración cada vez más estrecha entre católicos y ortodoxos que de una alianza”.
El motivo de esta puntualización, según el prelado de Almería, se debe a que “una colaboración será el resultado de la fe compartida y del avance en la comunión eclesial”, que contribuiría a fortalecer la presencia pública de la fe cristiana en el contexto de la nueva Europa que se erige con una antropología alejada de la fe que antes sostenía los pilares de su cultura.
En esta colaboración planea la sombra del proselitismo entre ambas Iglesias, en lo que los ortodoxos denominan como “territorios canónicos”. Para paliar el recelo que suscita en el Patriarcado la presencia de la Iglesia Católica en dichos lugares, el obispo de Almería afirma que “la Iglesia Católica ha dejado patente su voluntad de atender pastoralmente a los fieles católicos de la Federación Rusa sin pretender atraer a la fe católica a los ortodoxos mediante un proselitismo ilegítimo”. Pero ante la devastación religiosa que perpetró el régimen comunista, Monseñor González Montes apostilla que “es posible moderar la doctrina de los territorios canónicos con el principio de libertad religiosa de las sociedades democráticas, si se siguen los criterios de actuación evangelizadora aprobados por las dos Iglesias, gracias a la labor de la Comisión creada por la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa Rusa”.
A pesar de esta buena armonía entre ambas partes, también existen retos y dificultades en el diálogo ecuménico, como sucede en el caso concreto de Rumanía. La situación, prosigue González Montes, es “de abierta prevención y casi hostilidad hacia los greco-latinos católicos, después de un periodo más esperanzador y de cierta apertura”. Los obispos greco-latinos, continúa, “nos advierten de esta situación, en la que la Iglesia Ortodoxa Rumana parece estar a la defensiva, dificultando de alguna manera la relación de normalidad que se había establecido entre el Estado rumano y los católicos de rito oriental”.
Atendiendo a la reflexión del encargado de las Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal española, el obstáculo es la devolución de los templos ocupados durante la dictadura comunista por los ortodoxos. A día de hoy, dichos templos albergan comunidades ortodoxas, pero al parecer inseguras, ya que la devolución de los templos no garantiza que miles de fieles no se queden en esos templos y no retornen a la Iglesia greco-católica de sus mayores.
Las duras decisiones del Santo Sínodo Rumano que prohibieron la oración ecuménica con los greco-católicos, recuerda el obispo de Almería, “chocan más que nunca después de la Asamblea Ecuménica de Sibiu celebrada en septiembre de 2007”.
Por eso, la aproximación del Patriarcado ruso y la Iglesia Católica puede moderar la situación de las relaciones cotidianas, mientras la Comisión Teológica Internacional prosigue con su diálogo teológico.
