A las 11:30h del domingo 23 de septiembre, el Obispo Diocesano, monseñor Adolfo González Montes, Dedicará la iglesia de Las Salinas de san Miguel, después de las profundas obras de restauración que se han acometido en el edificio sacro. El rito de la Dedicación de una iglesia supone para la comunidad cristiana local el coronamiento de una larga empresa de esfuerzos compartidos por todos. Es un día de fiesta que marcará un hito importante en la vida eclesial.
Cristo, por su muerte y su resurrección se convirtió en el verdadero y perfecto templo de la nueva Alianza y reunió al pueblo adquirido por Dios. Este pueblo santo, unificado por virtud y a imagen del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es la Iglesia, o sea, el templo de Dios edificado con piedras vivas, donde se da culto al Padre con espíritu y verdad. Con razón, pues, desde muy antiguo se llamó «Iglesia» el edificio en el cual la comunidad cristiana se reúne para escuchar la palabra de Dios, para orar unida, para recibir los sacramentos v celebrar la eucaristía.
Por el hecho de ser un edificio visible, esta casa es un signo peculiar de la Iglesia que peregrina en la tierra e imagen de la Iglesia celestial. Y porque la iglesia se construye como edificio destinado de manera fija y exclusiva a reunir al pueblo de Dios y celebrar los sagrados misterios, conviene dedicarla al Señor con un rito solemne, según la costumbre de la Iglesia.
Son varios lo pasos que se siguen en la Dedicación de una iglesia: la aspersión, la unción del altar y de los muros de la iglesia, unción del altar y de los muros de la iglesia, cremación del incienso y el revestimiento e iluminación del altar.