DOMINGO V CUARESMA

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

Lecturas: Ezequiel 37,12-14: Infundiré en vosotros mi Espíritu, y viviréis. Salmo 129: Yo espero en el Señor con toda mi alma. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa. Romanos 8,8-11: El que resucitó a Jesús de entre los muertos hará revivir vuestros cuerpos mortales. Juan 11,1-45: Yo soy la resurrección y la vida.

Finalizamos esta Cuaresma con un sabor eminentemente “bautismal”. Tres grandes catequesis desplegadas en tres grandes domingos/signos (samaritana, ciego de nacimiento y Lázaro). La Palabra de Dios nos ayuda a celebrar y actualizar la vida nueva que recibimos en esta fuente regeneradora que es la Sagrada Liturgia. Debemos estar muy atentos a la celebración eucarística y a cada una de sus oraciones. La oración colecta (al inicio de la celebración) nos recuerda que el motivo por el que Jesús se entrega a la muerte es por amor a los hombres y por obediencia al Padre. Hace posible la salvación del mundo. Su victoria sobre la muerte nos procura la participación de su resurrección.

El profeta Ezequiel arranca con un sugerente contraste entre huesos y Espíritu. Relata la acción de un Dios que exhuma a su pueblo de la tumba y le infunde su Espíritu para que viva, a través de la liberación del cautiverio de Babilonia y su vuelta a la patria. La acción plena de toda liberación cristalizará en la Resurrección de todos a través de la Pascua de Cristo. Todo aquello que nos arranque de las condiciones de vida infrahumanas es anticipo y prenda de la plenitud de la Vida Eterna. Nuestro evangelista reafirma la fe de la comunidad cristiana: Jesús es fuente de vida definitiva, vida que comienza en el mismo momento en que se cree en Él. Jesús es más fuerte que la muerte y su vida germina dando vida. Él es la Resurrección y la Vida. Jamás nadie ha afirmado esta ligazón, nadie se ha identificado con tal rotundidad con la misma vida. La fe nos hace participar en la vida del Señor. La unión con Cristo no se fracturará con la irrupción de la muerte: no morirá para siempre. Marta encuentra un desafío estremecedor que a su vez se prolonga en nosotros… ¿creemos esto? Ella cree que la muerte de su hermano ha quebrado su vida. Esperaba una curación y no comprende la novedad que conlleva la amistad del AMIGO. En el proyecto creador de Dios los seres humanos no estamos destinados a la muerte, sino a una vida definitiva. No desaparece la muerte física, pero quien recibe la vida de Jesús la relega al mundo de los sueños. Morir es sólo pasar a la habitación de al lado (San Agustín).

Ramón Carlos Rodríguez García

Rector del Seminario

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