DOMINGO III DE PASCUA, por Manuel Pozo Oller

Diócesis de Almería
Diócesis de Almeríahttps://diocesisalmeria.org/
La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

El capítulo 21 que escucharemos en la celebración litúrgica del III domingo de Pascua es considerado como apéndice al evangelio joánico. El último verso del anterior capítulo 20, recoge en una síntesis apretada, a modo de “colofón”, que “Jesús realizó todavía, en presencia de sus discípulos, otras muchas señales que no están escritas en este libro” (v. 30). Con esta constatación, el texto evangélico podría darse por concluido. La pregunta que nos hacemos ante este añadido gira en torno a la intencionalidad del autor y las razones para insertar aquí la tercera aparición del Resucitado.

La respuesta la hallamos en la intención del autor sagrado en subrayar la presencia del Resucitado en medio de la comunidad de seguidores para continuar su misión y su obra hasta el fin de los tiempos. El capítulo en cuestión añade matices que la comunidad habrá de tener muy en cuenta en el encargo del anuncio de la buena nueva: Dios es el protagonista, es el sembrador/pescador, y los discípulos simples instrumentos en sus manos por lo que solo en su nombre hay “que echar las redes”; la tarea evangelizadora de una Iglesia en salida se va a encontrar con grandes hostilidades de parte del mundo con persecuciones y muerte de los discípulos; el fruto de la evangelización, como se simboliza en la pesca, solo corresponde a Dios que, no obstante, cuenta con nosotros y con nuestra libertad para “echar o no las redes”.

El pasaje insiste en la presencia del Resucitado en medio de la comunidad que no debe quedarse encerrada “dentro” de la casa (v. 26) sino que ha de salir y estar fuera (v. 3). Invito a mis amables lectores a recordar los procesos iniciados por el difunto Papa Francisco en orden a afianzar el misterio de la Iglesia profundizando en sinodalidad (Iglesia, quién eres, qué dices de ti misma) y, al tiempo, sirviendo como Iglesia hospital de campaña, en salida (Iglesia, cuál es su misión de servicio en el hoy de Dios). El Magisterio, no solo en la actualidad, sino constantemente, nos ha recordado este misterio de la Iglesia donde la comunión, si es evangélica, se torna comunidad abierta al mundo para servir.

La cuestión es que Jesús, a la vera del lago, se encuentra en esta tercera aparición con los suyos en plena brega y a pleno día. Él es el protagonista de este encuentro. Él es el anfitrión y, a diferencia de las apariciones anteriores, los discípulos son sus invitados. Él rompe el hielo y les pregunta directamente: “Muchachos, ¿no tenéis algo de comer?”. La respuesta es “no”. Un no que se pronuncia con tono desabrido y hosco. Es una respuesta malhumorada que evidencia el fracaso. Es un no que evoca el vacío, como se evidencia en el estado de sus redes. Pareciera que no era aquel el mejor momento para dialogar.

El pasaje precisa que habían pasado la noche bregando. El evangelista san Juan evoca esta imagen de ausencia de luz anteriormente en episodios de tanto desconcierto como lo fue cuando Judas salió para traicionar a Jesús amparándose en la oscuridad (13,30). Pues así estaban aquellos pescadores: desorientados, malhumorados, vacíos. Es la imagen de la noche infecunda, que nos lleva a pensar si en verdad, Pedro y sus acompañantes habían perdido a Jesús o se sintieron perdidos ellos mismos.

Este es el escenario de la conversación de corazón a corazón entre Jesús y Pedro. El desafío del Señor a Pedro es que madure. El cambio se produce cuando, sin mediar palabra, hace lo que el Señor le pide y en su nombre, y no por otras razones, echa la red. Así es como uno crece, aguantando, soportando, incluso cuando parece infructuoso nuestro esfuerzo. San Juan presenta el vacío de la ausencia del Señor y la alegría del encuentro con el Resucitado contraponiendo la imagen de la red completamente vacía con la imagen de la red totalmente repleta. El Señor espera en la orilla y convida a los discípulos a compartir la comida, imagen de la eucaristía, y sin aludir a situaciones pretéritas, da a Pedro la posibilidad de olvidar y comenzar de nuevo con un “Tú sabes que te quiero”. Desde ahora le tocará tirar de la red en el nombre del Resucitado.

Manuel Pozo Oller

Párroco de Montserrat

Ver este artículo en la web de la diócesis

Contenido relacionado

Dalías celebra los Solemnes Cultos en honor de San José María Rubio

La localidad de Dalías se prepara para celebrar del 1 al...

La alegría de los niños y los gitanos, ayudan a vivir el gozo de...

Este domingo de la Octava de Pascua, los albojenses se han...

Suspendido y aplazado el Funeral diocesano por el Papa Francisco

Debido al apagón general que estamos sufriendo que...

Enlaces de interés

ODISUR
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.