La Fiesta de la Navidad en Almería es seguida por un día de especial calado histórico. La fecha aniversario de la entrega de la Ciudad a los Reyes Católicos. Un acontecimiento incruento y convenido con el Zagal, verdadero señor de estas tierras durante la época nazarí del reino de Granada. La tradicional procesión cívico-religiosa con el santo y seña de la Ciudad, el Pendón de Almería, de ahí el apellido de la jornada: “Fiesta del Pendón”. Tras flamear la enseña desde el balcón del Consistorio en la Plaza Vieja, llega el Pendón a la Catedral de la Encarnación portado por el más joven de los concejales escoltado por militares, que pasan la escolta a los canónigos ante la puerta principal de la Catedral. Terminado el canto del Te Deum laudamus en el interior de la iglesia Catedral, se inicia la procesión, que abre el Pendón seguido por la Cruz alzada a la que siguen el Cabildo y el Obispo, seguido de las autoridades civiles y militares, y por el pueblo que participa en este desfile cívico-religioso. De nuevo en la Catedral comienza la Misa de la Fiesta de San Esteban Protomártir, que además es el patrón de la Policía local de la Capital almeriense.
De festivo laboral este día pasó hace ya un par de décadas a ser sólo fiesta oficial, salvo que la festividad de san Juan Bautista, del 24 de junio, caiga en domingo, porque la pérdida de fiesta laboral de la Fiesta del Pendón fue ganancia para la noche de fuego y playa de la víspera de san Juan, que requiere el día del santo Precursor de Cristo para que los playeros descansen de la vigilia festiva. Este año san Juan cayó en domingo, razón la cual la fiesta del Pendón ha llenado la Catedral, y los comentarios eran unánimes: “Este año la afluencia ha sido como nunca”.
Dejamos al lector con la homilía pronunciada por el Obispo en esta jornada, en la que reivindicó el sentido histórico y religioso de este día, y abogó por una sociedad verdaderamente abierta a la fe cristiana, que ha inspirado la historia de España y hoy está abocada a ver coartada la predicación de la visión cristiana del hombre y de la sociedad, si se pierde el carácter abierto de la sociedad y se impone un pensamiento único y uniforme.