La Feria en homenaje a la Virgen del Mar, Patrona de Almería, terminaba con la solemnidad del pasado sábado. La ofrenda floral del viernes, con la que concluía el septenario de la Patrona, daba paso a la solemnidad patronal mariana. Los cultos han llenado de fieles el santuario, que lucía la iluminación de arcos y bellísimas pechinas en concha. El Sr. Obispo presidió la Misa estacional de las 12 h. de la mañana en el día de la fiesta, y en su homilía insistía en la necesidad de observar los mandamientos de Dios como garantía de una verdadera renovación moral de la sociedad, que necesita reconocer que la realidad del pecado personal y social es realidad contundente, imposible de ocultar, y que la conciencia de culpa no es inducida por prejuicios, sino resultado de la maldad de los actos humanos denunciados por la conciencia.
Con las primeras sombras de la noche iluminadas por la Estrella de los Mares, que congregaba una verdadera multitud en el santuario para el canto tradicional de la Salve, se cerraba la jornada festiva. Es un acto emotivo, presidido todos los años por el Obispo diocesano, al que acuden las autoridades de la ciudad y de la provincia, también presentes y acompañadas por los representantes de las instituciones en la solemne procesión de alabanza a Nuestra Señora en la tarde del domingo que sigue a la solemnidad de la Patrona. Las calles se llenaron de un gentío deseoso de contemplar el paso de la Virgen. Ya en la Plaza Circular y antes de enfilar la calle Gerona, las horquilleros colocaron la imagen sagrada de la Virgen frente al Mar Mediterráneo para la alocución que Mons. González Montes dirigió a los diocesanos, seguida de una oración a la Virgen.