Con estas palabras del Papa Francisco, Cristina Inogés Sanz, laica teóloga, miembro de la Comisión metodológica del Sínodo de los Obispos de Roma, ha hablado hoy a los sacerdotes en la última de las sesiones de formación permanente del clero de este curso.
Con rotundidad y claridad, Cristina ha interpelado a todos sobre la realidad del Sínodo no como momento puntual sino como actitud eclesial y proceso que supone una reforma en la Iglesia en la que palabras como “comunidad”, “comunión”, “corresponsabilidad”, “escuchar”, “acompañar”, resuenan con fuerza.
Analizando por qué nos cuesta ser sinodales ha hablado del clericalismo que sigue imperando en muchas de nuestras relaciones eclesiales, de la necesidad de mayor formación de los laicos, de desarrollar una teología del bautismo adecuada, de la importancia de los consejos parroquiales de pastoral y de asuntos económicos. Una interesante reflexión que ha abierto horizontes una vez que han finalizado los trabajos de la fase diocesana del Sínodo de los Obispos que serán presentados el próximo sábado en la Vigilia diocesana de Pentecostés.