Natural de Almería y procedente de la parroquia de Santa Teresa, María del Carmen de la Santa Cruz Salas Sánchez profesó el pasado miércoles, festividad de la Virgen del Pilar, sus votos perpetuos como Clarisa a sus 29 años de edad, en el monasterio de La Encarnación, hijas de Santa Clara, de la capital.
El párroco de San Isidro de Níjar, José María Sánchez, fue el encargado de presidir la ceremonia, acompañado de otros presbíteros y amigos de la ya religiosa de clausura, que inició su camino vocacional en el 2003 junto con las Hijas de María Inmaculada, donde cursó un módulo de Jardín de Infancia, al que se le sumaría más tarde otro de Administrativo.
Hace seis años, cuando tomó la determinación de ingresar en el convento de “las Claras” como novicia, tanto su madre como su hermana se vieron sorprendidas de su decisión. “Mi padre se lo tomó mejor que ellas”, comenta María del Carmen. “Aunque mis amigos de la Hermandad de la Virgen del Mar –prosigue- también se quedaron impactados al principio”.
A pesar de todo, reconoce que una de las mayores satisfacciones que ha recibido a lo largo de su vida, ha sido precisamente “la oportunidad que me brinda el Señor de llevarle las plegarias de muchas personas a través de mi oración”, dice mientras se le escapa una sonrisa de alegría sincera.
Ahora se abre para ella un camino fascinante en el que vivirá la pobreza, la fraternidad y el Evangelio, como elementos nucleares del carisma franciscano al cual se ha consagrado.
Amigos, familiares y conocidos, acompañaron a María del Carmen de la Santa Cruz en la Misa de consagración a Dios, donde una vez más se pone en entre dicho que los bienes materiales de este mundo dan la felicidad plena a quien busca la verdad.
