Esta semana, con ocasión del día Internacional del Migrante, Cáritas ha querido poner en valor la riqueza y diversidad cultural y humana como un signo inequívoco de identidad de nuestra sociedad. La convivencia intercultural no es algo que se instale por sí misma, sino que se consolida dentro de un proceso permanente de construcción, en el que, como propone el Papa Francisco, es preciso «avanzar desde la cultura del rechazo a la cultura del encuentro».
Cáritas emplaza, por ello, a todas las formaciones políticas para que pongan a prueba sus auténticas capacidades de liderazgo con la articulación de propuestas constructivas e incluyentes, con objeto de que, de manera específica en los temas migratorios, aborden tres retos fundamentales: la necesidad de impulsar la cohesión social en tiempos de crisis, el fortalecimiento del sistema de protección social y una apuesta inequívoca por la integración basada en el rechazo firme de cualquier síntoma de xenofobia y racismo.
La construcción de relaciones que posibiliten la convivencia en nuestras ciudades y barrios no es algo que competa exclusivamente a los poderes públicos. Es una tarea colectiva, que reclama también la contribución eficaz y solidaria de toda la ciudadanía y a los movimientos sociales. Cáritas alenta, por ello, en particular a la comunidad cristiana, a discernir adecuadamente el contenido de las propuestas electorales y a rechazar aquellos mensajes oportunistas orientados a la segregación y la discriminación.