ASCENSIÓN DEL SEÑOR

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

Lecturas: Hch 1, 1-11: A la vista de ellos, fue elevado al cielo. Sal 46: Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Ef 1, 17-23: Lo sentó a su derecha en el cielo o bien: Heb 9, 24-28; 10, 19-23. Cristo entró en el mismo cielo. Lc 24, 46-53: Mientras los bendecía, fue llevado hacia el cielo.

La Resurrección de Jesús es el acontecimiento central de la vida cristiana. Es una realidad que desborda toda lógica humana. Necesitamos por lo tanto asimilar serenamente la experiencia que la Iglesia primitiva nos ha legado.  Varias escenas apuntalan, expanden y saborean esta verdad que la Iglesia no dejará jamás de compartir y celebrar. El sepulcro vacío, el dominio de la muerte asociado al descenso a los infiernos; comer y compartir con los discípulos/amigos, la transformación de la persona/comunidad con el don del Espíritu Santo, la divinidad compartida con el Padre anunciada en la Ascensión a los cielos… Es un acontecer poliédrico que excede nuestro tiempo e inteligencia. Pero no renunciamos a indagar en su misterio, que no a diseccionarlo, a pesar de todo. Desgajar la Ascensión de su íntima relación con la Resurrección le haría perder su significado sacramental.

Los discípulos de todos los tiempos comprendemos que la presencia física del Señor finalizaba y se abría un espacio novedoso, a una nueva manifestación espiritual e interior. Sólo así podemos entender que la comunidad viviera una extraordinaria transformación: su debilidad paso a ser fortaleza, su tristeza derivó en alegría, su temor cristalizó en testimonio. El resucitado nos devuelve la mirada a nuestro mundo necesitado de la gran transformación. Este es el tiempo de la misión. Tiempo de anunciar la redención a tantos seres humanos esclavizados en el cuerpo y en el espíritu. Tiempo de desposeer a los poderes mundanos tanta vida consumida por la ambición y tanta sangre derramada por la violencia. Jesús subió al cielo, “habitual morada” de Dios para habitar en lo más profundo del corazón de los seres humanos. Junto al Resucitado asciende la solidaridad, el amor al prójimo. Sube Jesús y con Él la condición humana, tantas veces humillada por la indiferencia de los hombres. Ascienden con el Señor todas nuestras esperanzas en un mundo mejor y más humano. Es el cielo que comienza en la tierra. Construyendo un presente que cuestione la desigualdad y la injusticia. Jamás cruzados de brazos y amordazando corazones.

Ramón Carlos Rodríguez García

Rector del Seminario

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