El pasado sábado 20 de septiembre, la Unión de Religiosos y Religiosas de Almería (CONFER) celebró su Asamblea anual, enmarcada en el jubileo “Peregrinos de esperanza”. Al encuentro asistieron 56 religiosas y religiosos, representando a casi todas las comunidades presentes en nuestra diócesis.
En la diócesis de Almería se encuentran en total 40 comunidades religiosas, de las cuales 23 están en la capital y 17 en la provincia. Entre ellas, siete son masculinas. En conjunto, son cerca de 200 religiosos y religiosas los que, con sus distintos carismas, entregan su vida y servicio a la Iglesia diocesana, enriqueciendo su misión evangelizadora.
La jornada comenzó con una oración, seguida de unas palabras de la entonces presidenta, hermana Juani López, religiosa adoratriz y presidenta de CONFER, quien alentó a mirar al futuro con esperanza: “La vida religiosa es un proyecto de Dios que sigue teniendo futuro. Es un camino en continuo movimiento, oportunidad para madurar nuestra vocación en lo personal, comunitario e institucional. No caminamos solos, lo hacemos con el pueblo de Dios, junto a otros carismas, con los laicos y con nuestros pastores”, afirmó.
Posteriormente, intervino nuestro obispo Antonio, quien agradeció la presencia de los religiosos en la diócesis y les animó a seguir siendo discípulos en el camino: vivir dentro de sus comunidades aquello que transmiten fuera, manteniendo siempre a Cristo como centro de la vida y misión. También destacó la riqueza de los carismas y la misión que cada comunidad desarrolla como signo del Reino de Dios.
Durante la Asamblea se repasaron las distintas actividades realizadas por CONFER a lo largo del curso 2024-25, así como aquellas que se han llevado a cabo en colaboración con diversas delegaciones diocesanas. Además, al cumplirse el cuatrienio de la presidenta, se procedió a la elección de un nuevo equipo:
- Presidenta: Mª Jesús, misionera de Cristo Jesús (actualmente en El Ejido).
- Secretaria: Pilar, de las religiosas del Niño Jesús.
- Área social: Domingo, marianista.
La jornada concluyó con la celebración de la Eucaristía, momento de acción de gracias por los dones recibidos y compartidos. Fue una experiencia de escucha, fraternidad y proyección de futuro, que invita a renovar la fidelidad a la llamada del Señor en cada carisma, con creatividad y alegría evangélica.