Alhameños en la beatificación de Fray Leopoldo de Alpandeire

Diócesis de Almería
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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería.

A las cinco de la mañana, una treintena de alhameños encabezados por su párroco, se dirigían a la base militar aérea de Armilla para participar en la beatificación del Siervo de Dios Fray Leopoldo de Alpandeire. El viaje había sido organizado por el Grupo Marial que desde junio venía cuidando todos los detalles para este día tan especial.

Acogida con ilusión esta iniciativa, debido al enorme poder de atracción de Fray Leopoldo, muchos se unieron a la peregrinación contando sus vivencias personales con el, ya Beato, fraile capuchino. Su devoción, debida al testimonio de los antepasados alhameños que lo conocieron cuando venía pidiendo limosna por estas tierras o por los que debían someterse a tratamiento médico  en la ciudad de la Alhambra, explica el buen ánimo reinante.

Contando con las acreditaciones pertinentes, los alhameños ocuparon un espléndido lugar frente al altar desde donde disfrutar de la solemne ceremonia. Tras el Ave María interpretado por la artista granadina Rosa, la ceremonia comenzó presidida por el Arzobispo Amato, Delegado Papal. El momento más emotivo tuvo lugar cuando, tras darse lectura al decreto pontificio, se descubrió el tapiz del Beato Leopoldo trasportado por ángeles. La multitud se alzó y aplaudió emocionada para recibir las reliquias del nuevo Beato. Tras la Santa Misa, la jornada finalizó con el vibrante viva que lanzó el Arzobispo de Granada y que fue respondido con gran energía. Entre los hábitos pardos, se abandonó pausadamente el recinto del altar en una bella estampa seráfica.

Los fieles alhameños, tras reponer fuerzas en un restaurante de Albolote, rindieron un sencillo homenaje a su párroco, Jesús Planillo Bartos, pues ese día hacía justo un año que tomó posesión de la Parroquia. La presidenta del Grupo Marial, como portavoz, le ofreció un obsequio y un cálido discurso, al que el párroco respondió con cariño. Carmen, la sacristana, recibió también palabras de reconocimiento a su humilde y eficiente labor.

De este modo concluyó este viaje a la Beatificación de Fray Leopoldo, primera iniciativa de envergadura del dinámico Grupo Marial de la Parroquia, que este año se propone establecer su identidad según la normativa diocesana.

A las cinco de la mañana, una treintena de alhameños encabezados por su párroco, se dirigían a la Base Militar Aérea de Armilla para participar en la Beatificación del Siervo de Dios Fray Leopoldo de Alpandeire. El viaje había sido organizado por el Grupo Marial que desde junio venía cuidando todos los detalles para este día tan especial.

Acogida con ilusión esta iniciativa, debido al enorme poder de atracción de Fray Leopoldo, muchos se unieron a la peregrinación contando sus vivencias personales con el, ya Beato, fraile capuchino. Su devoción, debida al testimonio de los antepasados alhameños que lo conocieron cuando venía pidiendo limosna por estas tierras o por los que debían someterse a tratamiento médico  en la ciudad de la Alhambra, explica el buen ánimo reinante.

Contando con las acreditaciones pertinentes, los alhameños ocuparon un espléndido lugar frente al altar desde donde disfrutar de la solemne ceremonia. Tras el Ave María interpretado por la artista granadina Rosa, la ceremonia comenzó presidida por el Arzobispo Amato, Delegado Papal. El momento más emotivo tuvo lugar cuando, tras darse lectura al decreto pontificio, se descubrió el tapiz del Beato Leopoldo trasportado por ángeles. La multitud se alzó y aplaudió emocionada para recibir las reliquias del nuevo Beato. Tras la Santa Misa, la jornada finalizó con el vibrante viva que lanzó el Arzobispo de Granada y que fue respondido con gran energía. Entre los hábitos pardos, se abandonó pausadamente el recinto del altar en una bella estampa seráfica.

Los fieles alhameños, tras reponer fuerzas en un restaurante de Albolote, rindieron un sencillo homenaje a su párroco, Jesús Planillo Bartos, pues ese día hacía justo un año que tomó posesión de la Parroquia. La presidenta del Grupo Marial, como portavoz, le ofreció un obsequio y un cálido discurso, al que el párroco respondió con cariño. Carmen, la sacristana, recibió también palabras de reconocimiento a su humilde y eficiente labor.

De este modo concluyó este viaje a la Beatificación de Fray Leopoldo, primera iniciativa de envergadura del dinámico Grupo Marial de la Parroquia, que este año se propone establecer su identidad según la normativa diocesana.

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