Mediante los sacramentos de la iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), se ponen los fundamentos de toda vida cristiana.
«La participación en la naturaleza divina, que los hombres reciben como don mediante la gracia de Cristo, tiene cierta analogía con el origen, el crecimiento y el sustento de la vida natural. En efecto, los fieles renacidos en el Bautismo se fortalecen con el sacramento de la Confirmación y, finalmente, son alimentados en la Eucaristía con el manjar de la vida eterna, y, así por medio de estos sacramentos de la iniciación cristiana, reciben cada vez con más abundancia los tesoros de la vida divina y avanzan hacia la perfección de la caridad» (Pablo VI, Const. apost. Divinae consortium naturae; cf. Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos, Prenotandos 1-2).
Con este sentir de la Iglesia, el Obispo diocesano, Mons. Adolfo González Montes, se trasladó el pasado domingo hasta la parroquia de San Isidro Labrador en Níjar, para presidir la Eucaristía en la que 20 feligreses de la parroquia, jóvenes y adultos, recibieron el sacramento de la Confirmación, y donde además dos de ellos, de origen subsahariano, recibieron los sacramentos de la iniciación cristiana. Todo un evento que dejó pequeño el aforo de la iglesia parroquial, que administra pastoralmente José María Sánchez García.