
Este 17 de abril se cumplen 450 años desde que la localidad almeriense de Tíjola nombró como Patrona a la Virgen del Socorro, en respuesta a una grave plaga de langosta que amenazaba con arrasar las cosechas del municipio en 1575.
Según recoge el acta original conservada en el archivo municipal, los alcaldes de la época, Damián de Revelles y Baltasar de Reina, junto a un grupo de vecinos, se encomendaron a la Virgen, implorando su protección. Para ello, utilizaron la imagen que había sido traída por los Tercios desde Nápoles en tiempos de Juan de Austria.
El documento histórico, inscrito en el Libro de Apeos y Repartimiento de Suertes, da testimonio del juramento que hicieron los vecinos de edificar una ermita y celebrar cada año una fiesta en su honor el 15 de septiembre. En él se afirma literalmente que tomaban por “abogada y socorro a Ntra. Sra. del Socorro” para que intercediera en favor del pueblo y lo librara de la calamidad.
Desde entonces, la devoción a la Virgen del Socorro ha formado parte esencial de la identidad tijoleña. Su presencia en la vida cotidiana se manifiesta en gestos como el de los niños que se santiguan al pasar ante su ermita, o en las oraciones de padres y mayores que, generación tras generación, han depositado su fe en ella.
La efeméride coincide con el Jueves Santo, día en que la Iglesia celebra el amor fraterno y la institución de la Eucaristía, lo que ha dado un sentido especial al recuerdo de este compromiso histórico. Tíjola reafirma así que, cuatro siglos y medio después, la Virgen del Socorro sigue siendo un símbolo de amparo, fe y esperanza para sus habitantes.
El lema que aún hoy se escucha en labios de los tijoleños resume la devoción persistente de todo un pueblo:
“Madre, socórrenos”.