Sevilla, Diócesis Misionera

Archidiócesis de Sevilla
Archidiócesis de Sevillahttps://www.archisevilla.org/
Sede metropolitana de la Iglesia Católica en España, y preside la provincia eclesiástica de Sevilla, con seis diócesis sufragáneas.

El domingo se celebra la Jornada Mundial de las Misiones, el Domund. 179 sacerdotes, religiosos y seglares presentan el legado misionero de la Archidiócesis en los territorios de misión.

¿Sabías que la Iglesia Católica atiende 26.711 instituciones sociales en los denominados ‘territorios de misión’? ¿Y que se encarga de 99.045 instituciones educativas, lo que supone el 47% del total de obras educativas de la Iglesia en todo el mundo? Estos son sólo un par de cifras que ilustran la ingente labor que la Iglesia desarrolla en favor de los más necesitados, de los que sobreviven en unas condiciones inasumibles por nuestra mentalidad occidental. Datos que revelan la vida entregada al anuncio del Evangelio y la promoción de los pueblos, de los cerca de 13.000 misioneros españoles repartidos por todo el mundo. 179 de ellos son sevillanos.

Sacerdotes, religiosos, seglares… Personas que han afrontado la misión en el tercer mundo como la respuesta más adecuada a su vocación de servicio en la Iglesia. África y América son los continentes con una mayor presencia de misioneros sevillanos, en sintonía con las estadísticas que cada año ofrece Obras Misionales Pontificias (OMP). Perú es el país del continente americano con mayor presencia de misioneros españoles. En esta línea, el país andino es el destino de un importante número de sevillanos que, de forma permanente o temporal (una de las formas del voluntariado juvenil misionero), extienden la comunidad de origen, la Iglesia local de Sevilla, más allá de sus fronteras. El arzobispo de Sevilla destacaba este aspecto en su carta semanal con motivo del Domund, al subrayar que la dedicación a las misiones por parte de sacerdotes diocesanos «nunca será una pérdida, sino una ganancia, pues compartir misioneros será, sin duda, una riqueza grande que oxigenará y enriquecerá a nuestra Iglesia particular».

Diócesis misionera

En esta línea, monseñor Asenjo Pelegrina ha adelantado un proyecto pastoral que se denominará ‘Diócesis misionera’, y que implicará la asunción de una diócesis localizada probablemente en Perú «por un grupo de sacerdotes y laicos sevillanos que, trabajando en equipo, desde la cercanía, la amistad y el apoyo mutuo, vivan la comunión entre ellos, con la Diócesis que les envía y con aquella a la que son destinados». El proyecto se está perfilando estos días en los Consejos Episcopal y del Presbiterio, con la ayuda de la Delegación Diocesana de Misiones. En la referida carta, el prelado afirma que «la fe se robustece dándola» y recuerda «el testimonio precioso de tantos sacerdotes sevillanos que han entregado y siguen entregando su vida al servicio de la Iglesia en Hispanoamérica».

La primera hucha, el primer Domund

Una de las estampas más repetidas de esta semana es la que conforman niños solicitando la colaboración económica con las misiones. Las huchas del Domund forman parte del paisaje de nuestras ciudades llegado el mes de octubre, algo que viene sucediendo desde que un pontífice sorprendiera a propios y extraños el 4 de octubre de 1922. El primer año del pontificado del que sería conocido como el Papa de las misiones, Pio XI.

Era la fiesta de Pentecostés y se conmemoraba el tercer centenario de la fundación de Propaganda Fide, la que hoy conocemos como Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Como bien relata Rafael Santos, de las OMP, el Papa presidía la misa en San Pedro y en ese momento pronunciaba la homilía, en aquella solemnidad «siempre bella, siempre grande» (así comenzó) de la venida del Espíritu Santo, el protagonista de la misión. Pero, llegado un momento, el Santo Padre hizo algo inesperado. El silencio de la Basílica se hizo aún más denso cuando todos los obispos, sacerdotes y fieles allí presentes vieron que el Papa se despojaba de su solideo y, con él vuelto boca arriba en su mano, solicitaba a toda la Iglesia que ayudara a las misiones, diciendo: «Esto es lo que os pide a vosotros, a todos sus hijos, el Vicario de Cristo. Y no duda en tender hacia todos sus manos desde esta altura, en demanda de colaboración y socorro…».

Un Papa convertido en mendigo por las misiones. Su solideo se convirtió, de algún modo, en la primera hucha del Domund, aunque tendrían que pasar aún cuatro años para que él mismo instituyera la Jornada Mundial de las Misiones, el 14 de abril de 1926.

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