El viernes 19 de Julio fue presentado en la iglesia de Santa Catalina el informe final sobre el estado de la estructura de este templo, un informe desarrollado por el arquitecto Francisco Jurado tras los estudios realizados en los últimos meses por la empresa Geocisa.
El informe concluye que «no existe ningún movimiento en el edificio, dado que lo que detectan los sensores siguen siendo las dilataciones de los propios hilos y reglas necesarios para disponer y sujetar dichos instrumentos». Igualmente, en este informe se detalla que «los apeos retirados no ejercían ningún arriostramiento ni función de sujeción sobre los soportes de ladrillo del templo». Sobre la posibilidad de que se hubieran producido «hundimientos en los soportes de hasta 10,5 centímetros», Francisco Jurado sostiene que «es poco verosímil» que esto haya sucedido entre 2004 y 2011.
Francisco Jurado concluyó su intervención subrayando que «la estructura comprobada es suficientemente segura y no necesita ningún refuerzo ni corrección, y mucho menos recalces o inyecciones en el subsuelo». En esta línea, propone que «las futuras intervenciones en la base de las fábricas deben ceñirse a la eliminación de humedades y a la investigación arqueológica».
Por su parte, el secretario general de la Archidiócesis aseguró que la financiación no será un obstáculo para que se inicien las obras de esta fase que debe concluir con la apertura del templo. No obstante, invitó a las administraciones, instituciones y particulares a que colaboren con esta empresa en la medida de sus posibilidades.
La intención es «comenzar lo antes posible»
Francisco Román aseguró que la intención de la Archidiócesis es «comenzar lo antes posible». Las previsiones indican que hay que redactar un nuevo proyecto, que podría estar terminado en tres meses. Una vez estén todos los trámites en orden y la empresa encargada designada, se podría comenzar a trabajar en el templo, posiblemente a principios de año. Al respecto, Jurado afirmó que «hay que ser paciente y pensar que para la salud del edificio conviene hacer las cosas sin pausa». El arquitecto abogó por una intervención en dos fases: de un ladorestauración exterior y paralelamente en el subsuelio, y, de otro lado, el acabado interior».
Cuestionado por su impresión acerca del estado de salud del templo, Francisco Jurado afirmó que «Santa Catalina está en una situación inmejorable», al tiempo que despejó las dudas que había sobre un hipotético derrumbe del edificio.
