«Cuando ocurre una desgracia de esta magnitud en una ciudad, los polideportivos se llenan de gente que no tiene donde pasar la noche, pero en los pueblos como este los polideportivos se quedaron vacios, porque fueron las familias y los amigos los que acogieron a aquellos que lo perdieron todo, esto demuestra la importancia de la familia», explica Francisco Javier Sánchez, el párroco de Álora y arcipreste, de una de las zonas afectadas por las inundaciones del pasado 28 de septiembre.
Los voluntarios de las diferentes cáritas parroquiales están colaborando en la comisión que ha creado el ayuntamiento de Álora para limpiar las viviendas afectadas y retirar el barro que todavía queda. Además de contribuir en el alquiler de aquellos damnificados que han perdido sus casas.
«La ayuda nos viene por todos lados, estamos viviendo un ejemplo de solidaridad», afirma Francisco Javier Sánchez. Ya sean vecinos, amigos o familiares, se prestan para ir haciendo un poco de todo, desde retirar electrodomésticos hasta donar ropa o alimentos.
La parroquia están recibiendo donativos y Cáritas diocesana se ha puesto a su disposición para lo que demanden, pero como explica Sánchez, «eso se necesitará más adelante, cuando llegue el momento de reponer todo lo que el barro ha destruido, especialmente los electrodomésticos, por ahora solo podemos limpiar y reponer lo que el agua se ha llevado a su paso».