«Nuestra vida está escondida con Cristo en Dios», puede leerse sobre el locutorio del monasterio cintero.
El Monasterio de la comunidad monacal de Ntra. Sra. de La Cinta de las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote se ha erigido este mediodía en el epicentro de la celebración de los 50 años de presencia de la congregación en Huelva, una vez que fuera traída a nuestra ciudad en 1962 por nuestro primer obispo, Pedro Cantero Cuadrado, quien sería sucedido por el Venerable José María García Lahiguera, el fundador de la Congregación en Madrid en 1938.
Con ocasión de este cincuentenario, nuestro obispo, José Vilaplana Blasco, ha presidido una Eucaristía concelebrada por nuestro obispo Emérito, Ignacio Noguer Carmona, y por parte del presbiterio diocesano, celebración a la que numerosos fieles han querido sumarse para compartir su agradecimiento y alegría hacia las hermanas.
En su homilía, enmarcada también en el contexto de la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, nuestro Pastor ha resaltado el ofrecimiento de sus vidas, día y noche, “como una oblación para pedir que, todos aquellos que tenemos en la Iglesia el ministerio sacerdotal, lo cumplamos de una manera fiel y llenos de santidad, para la santificación del Pueblo de Dios”. Igualmente ha agradecido su oración para que no falten vocaciones a este ministerio.
La comunidad de las Oblatas en Huelva está compuesta por diecinueve hermanas que, como consta en la carta enviada por la madre superiora con motivo de este aniversario, han querido “dar las gracias a tantas personas –obispos, sacerdotes, religiosos, seglares… que a lo largo de todos estos años han hecho posible nuestra presencia aquí y nos han ayudado y siguen alentando para continuar viviendo nuestra vocación de oración y entrega en vida contemplativa por la santificación de los sacerdotes y toda la Iglesia”.