El Obispo de Tenerife, Mons. Bernardo Álvarez, presidió la Eucaristía.
Con la celebración solemne de la Eucaristía presidida por el Obispo, Bernardo Álvarez, y concelebrada por el párroco Marcos Antonio García Luís y sacerdotes hijos del pueblo y del arciprestazgo de La Orotava, quedó solemnemente abierto el primer "Año Vicentino 2012" en honor a San Vicente Mártir, en el municipio de Los Realejos.
La Eucaristía puso punto y final a la celebración de un triduo especial en honor al Santo Vicente en la parroquia de la Concepción del Realejo. Para guardar memoria del 400 aniversario del Voto en honor a este diácono y mártir, cada vez que su festividad litúrgica (22 de enero) caiga en domingo, el año en curso será declarado "Año Vicentino" en el municipio.
El prelado, en su homilía expresó cuán importante es que aprendamos a vivir el ‘martirio’ de cada día. “Para cumplir los mandamientos del Señor y cultivarnos en la virtud, es necesario sacrificarse. Ese es, en definitiva, el testimonio del martirio. Para hacer el bien, hemos de privarnos de todo aquello que nos conduce al mal. Además, el martirio también supone soportar con paciencia las adversidades que vienen de fuera. Hay que encontrar la fe necesaria para no devolver mal por mal, sino bien por mal, perdón por ofensa. Cuando vemos a San Vicente en esa tesitura de renegar de su fe o morir, lo que le hace permanecer fuerte en Cristo es, precisamente, haber vivido todos estos martirios del día a día. San Vicente había llevado una vida sacrificada, y por eso, consigue poner a Jesucristo por encima de todo.”
Antes de que la venerada imagen partiera para su ermita en el barrio del mismo nombre, el obispo nivariense abrió la puerta norte del templo -símbolo de la apertura del año vicentino- y se descubrió una placa para memoria de las futuras generaciones.
En el triduo participó la comunidad de seminaristas del menor que preparó una vigilia de oración por las vocaciones. Asimismo, los seminaristas pudieron contemplar con gozo como muchos miembros de la comunidad de la parroquia de La Concepción se comprometieron a orar por cada uno de ellos.
A partir del 22 de febrero, todos los días 22 de cada mes, en la ermita de San Vicente tendrán lugar unas celebraciones especiales orando por los enfermos.
