Navidad, Palabra de Vida cargada de Esperanza

ODISUR
ODISURhttps://odisur.es
Oficina de información de los Obispos del Sur de España

Carta de Navidad del Presidente de la Federación Interfranciscana de España, Severino Calderón Martínez, ofm.

Queridos amigos de la Familia Franciscana: PAZ Y BIEN.

1. ABIERTOS A LA ESPERANZA.

Comenzamos, con el Adviento, uno de los tiempos más importantes de nuestra vida cristiana, en el que celebramos la Esperanza.

Los cristianos somos “esperanzados”, porque creemos que Dios, por medio de Jesucristo, está construyendo día a día, con nuestro esfuerzo, un mundo diferente y bueno en nuestro corazón y en el mundo. Esa es nuestra Esperanza, la que nos hace seguir siempre caminando, porque esperamos su vuelta definitiva cuando todo el universo se convierta en “el Reino de Dios”, porque…”El vendrá lleno de gloria al fin del mundo y en su reino no habrá ya pobreza, ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar” (Plegaria eucarística para la misa con los niños, III). 

Tenemos que abrir los ojos y ver las cosas que nos pasan en el mundo para mirar el futuro con esperanza y descubrir cuánto tenemos que aprender del labrador, que siembra con la confianza de recoger las semillas de trigo para que sirvan el pan en la mesa de los pobres. Si Dios se hizo pan fue para que ninguno de sus hijos pasara hambre. El prepara una mesa en el centro del mundo e invita a todos sus hijos. Desde esta esperanza universal queremos invitarte “a vivir el compromiso solidario y cristiano con los cinco sentidos: mira a los demás con nuevos ojos, escucha con tu corazón, gusta y saborea con los tesoros de cada persona que se cruza en tu camino, denuncia lo que huele mal en nuestro mundo (la injusta distribución de la riqueza, el hambre, el dolor) y sana con tus manos poniéndote al servicio del que más lo necesita” (Campaña de Navidad del Caritas, 2009). 

Tiempo de Esperanza, porque en el seno de Maria crece el fermento de un mundo nuevo, el hijo de Dios vivo, que llega a compartir con nosotros. 

En nuestra tierra, y en nuestra alma necesitada, aún puede nacer la esperanza para dar de comer al necesitado. ¡Ven pronto a tu casa Señor!. ¡Ven Salvador y hazte carne, hazte “empanación” para que todos coman de tu pan, tierno, sabroso y nutritivo!. 
 
2. LA PALABRA ES PROYECTO Y CREACION DE DIOS

Dios se nos manifiesta en un niño que nace en Belén, tierra del pan, y trae la salvación para todos. 

Jesús es la Palabra que habitó entre nosotros para que los hombres pudieran habitar con Dios. Recibir a Jesús es recibir su Palabra como alimento y como luz, que ilumina la noche. El rostro de Jesús es reflejo eterno de la divinidad. 

Jesús, en sus primeros años, no habla pero es Palabra, aún no anda, pero es Camino… La noticia de la salvación provoca un canto de alegría para el pueblo y también nosotros damos gracias y cantamos un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas y nosotros, con el evangelista Juan, podemos decir: “Hemos contemplado tu gloria, gloria del Hijo único del Padre lleno de gracia y de verdad” (Jn 1,1-18). En este Himno el evangelista toca los temas cristológicos principales: Palabra eterna acompañada por nosotros, vida, luz, gracia, verdad…y en capítulos posteriores nos dirá que es “El Pan de la Vida”. Son como el índice de su meditación evangélica. La Palabra es proyecto y expresión de Dios, tiene poder creativo y es vida y luz para los hombres, y en la medida en que el hombre esté en conexión con esta palabra tendrá vida auténtica.

Esta Palabra “se ha hecho carne”. Es Jesús de Nazaret. La acogida de la Palabra se hace mediante la fe. Los que la acogen han encontrado la vida, la luz, la gracia, y la verdad, el amor, la libertad, la justicia…y esos valores son los alimentos que nos fortalecen. 

3. NAVIDAD, PALABRA DE VIDA ENGENDRADA EN MARÍA Y “EN NOSOTROS” POR EL  ESPÍRITU

María engendra vida  por el Espíritu y lo engendrado es “Dios -con-nosotros. Jesús es vida engendrada por el Espíritu y por excelencia es “Dios-con-nosotros”. Nosotros somos vida engendrada por el Espíritu y somos “Dios-con-nosotros”. 

La vida de Dios es nuestra. Es de Él. Es un don. Una vez que hemos asumido este don, su Vida es nuestra vida y el mismo vivir del hombre es “Dios-entre-los hombres”.  Os exhortamos, por eso, hermanos, a no “temer”. A saltar de gozo, como Juan el Bautista, en el seno de Isabel, cuando recibió a María. Deberíamos lanzar y alabar y bendecir a Dios con todas nuestras fuerzas, porque un Niño nos ha nacido, ¡Es Navidad! 

Si nos dejamos engendrar por el Espíritu, somos también  presencia de Dios actuando en favor de los demás, somos de alguna manera salvadores, cumplidores de la misión del Nombre de Jesús. Vivir de Dios, con Él y para Él es nuestra propia salvación, ser en nuestra vida “Enmanuel”, Dios-en-favor-nuestro, es ayudar a que los demás alcancen la salvación.  

La semilla de la Palabra ya se ha hecho carne en nosotros: su fructificación y desarrollo depende de nosotros. Vamos a darnos cuenta, cuando lo adoremos, de percibir su mensaje y ser dóciles y “llevarlo a casa”, acogerlo, hacerlo nuestro, entrañarlo. 

4.- CON FRANCISCO CANTAMOS A LA NAVIDAD

Salgamos con Alegría al encuentro de la Navidad, principio de fraternidad: “Envió Dios a su Hijo… para que recibiéramos la filiación adoptiva” (Gal. 4,4-5). 

Hermanos, cantemos a la Navidad. Hemos sido bendecidos con un don, el don por excelencia, que brota del amor del Padre por la humanidad: “su Hijo bendito y glorioso que nos ha dado y que por nosotros nació” (2 CtaF 11). Esta en la Buena Noticia que como don hemos recibido y de la que no somos propietarios, y, por tanto, estamos obligados a restituir: “El Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” (2Cel 15). El hermano Francisco vivió la Navidad como un don a ofrecer.

Para el hermano Francisco de Asís la Navidad es la Fiesta de las fiestas, la más grande, porque “un Niño se nos ha dado”, y la vivía en plenitud, así:

“El bienaventurado Francisco, efectivamente, celebraba la fiesta de Navidad con mayor reverencia que cualquier otra fiesta del Señor, porque, si bien en las otras solemnidades el  Señor ha obrado nuestra salvación, sin embargo, como él decía, comenzamos a ser salvos desde el día en que nació el Señor. Por eso quería que en ese día todo cristiano se alegrase con el Señor y que, por amor de Aquel que se nos dio a sí mismo, todo hombre fuese   alegremente dadivoso no sólo con los pobres, sino también con los animales y las aves” (LP 14; EP 114).

Te invitamos a que saques fuera lo que llevas dentro y abras tu corazón a lo nuevo. ¡DIOS quiere nacer en ti a una Esperanza nueva! 

Que esta Navidad nos inunde de Luz y que Dios nos llene de bendiciones para que cada día lo vivamos con Esperanza y Alegría, acogiendo la Palabra, y anunciando a todos que Jesús es nuestro hermano, el Salvador de la humanidad. 

Un abrazo de fraternidad y deseos, para todos, de Paz. 

¡FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO 2011!

Severino Calderón Martínez, ofm

Presidente de la Federación Interfranciscana de España

Contenido relacionado

Enlaces de interés

ODISUR
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.