A la Vigilia de Oración acudieron 250 personas. La tarde del pasado viernes acogió la Vigilia de Oración por las Vocaciones, celebrada en el Colegio diocesano San Idelfonso, que abría los actos conmemorativos del IV Centenario de la Fundación y Erección del Seminario Conciliar de San Indalecio. La feliz iniciativa, puesta en marcha el pasado año por el Secretariado diocesano de Pastoral Vocacional, reunió a un grupo de 250 personas que procedían de diversos movimientos, parroquias y comunidades religiosas de distintos puntos de la diócesis. Todos fueron convocados para orar por las vocaciones sacerdotales en estos días últimos del Año Sacerdotal convocado por Benedicto XVI.
Treinta jóvenes de los grupos de catequesis de postcomunión y confirmación de la Parroquia de Ntra. Sra. del Rosario de Roquetas de Mar, coordinados por el seminarista Alberto Murillo Bajaña, animaron el ambiente con un happening que representaba la continuidad de la misión de los Apóstoles en la misión de los sacerdotes.
Al finalizar se formó una procesión hasta la Capilla del Colegio, presidida por una gran imagen del Santo Cura de Ars, donde tuvo lugar la Vigilia. Fieles al lema de este año “El testimonio suscita vocaciones”, los cantos y lecturas bíblicas se intercalaron con diversos testimonios. Intervino primero el sacerdote José Amat, párroco emérito de la Iglesia de Santiago Apóstol de la capital, que habló a los fieles sobre su vocación y su larga trayectoria pastoral. Siguió una religiosa de las Siervas de los Pobres, que con gran elocuencia comunicó a los presentes el gran papel que ocupa el sacerdote en la vida religiosa. También dio su testimonio un representante de la Pastoral de enfermos y un matrimonio de los Equipos de Nuestra Señora que afirmó la importancia de los sacerdotes en los distintos ámbitos de la vida cristiana. Finalmente el último presbítero ordenado en nuestra diócesis habló también sobre la grandeza de la vocación sacerdotal. La Vigilia finalizó cuando el Rector, Juan Antonio Moya Sánchez, que dirigía la oración, entregó a los distintos representantes de los grupos los libros de oraciones vocacionales.
Terminada la liturgia, los patios del Colegio se convirtieron en escenario de una cena fraterna, donde todos compartieron su comida. La festiva velada concluyó con una serie de juegos para los más jóvenes, dirigidos por el diácono Felipe de Mendoza y el seminarista Juanjo Membrives.
