Almería renueva su consagración al Corazón de Jesús junto al Obispo. El pasado viernes, 19 de junio, D. Adolfo González Montes, Obispo de Almería, celebraba en el Cerro de San Cristóbal de la capital la Eucaristía por el 90 aniversario de la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús. Según afirmó Monseñor en su invitación a todos los diocesanos, “no pretendo reivindicar con ello ningún tipo de confesionalismo, sino alentar la vida cristiana de la comunidad eclesial diocesana poniéndola al amparo del amor de Aquel que nos ha amado hasta la cruz”.
Cientos de feligreses subscribieron con su presencia la invitación del Obispo en la misa que presidió a las 20 h., a los pies del monumento del Corazón de Jesús que se erige sobre la ciudad de Almería. En la homilía, Monseñor González Montes aludió a la consagración de 1919, por Alfonso XIII, como “una manifestación pública de la tradición católica de España frente a las tendencias de disolución de la fe que irrumpían con fuerza a principios del pasado siglo”. Teniendo en cuenta las diferencias existentes entre aquel momento de la historia de nuestro país y el actual, apostilló que “aun cuando hoy tienen cabida legítima en nuestra sociedad otras comunidades religiosas, minoritarias en comparación con la comunidad católica, ofrecer a Cristo el amor incondicional de cuantos creemos en él y ofrecerle nuestras vidas como respuesta a su amor crucificado por nosotros, forma parte de nuestra manera de estar en el mundo como cristianos, testigos de Cristo crucificado y resucitado”.
También manifestó los episodios históricos en los que el monumento al Corazón de Jesús en España sufrió las consecuencias de la persecución religiosa, “que pretendía acabar con el amor que lo había erigido”. En esta tesitura, el Obispo de Almería estableció un paralelismo con el contexto actual en el que, según sus propias palabras, “ahora se ha emprendido una campaña contra los signos religiosos”. Algo que choca, dejó a entender Monseñor, con los valores propios de una sociedad democrática. A este respecto declaró que “la tolerancia no se construye sobre la previa aniquilación de los signos de la fe, sino sobre su respetuosa aceptación como expresión de las creencias y de la fe religiosa que ha dado vida a la historia de las comunidades de los pueblos y a las naciones. Los monumentos al Corazón de Cristo y a la Virgen María, los miles de cruces que pueblan la geografía española y se alistan junto a las catedrales e iglesias son la expresión de una trayectoria histórica marcada por la fe en Cristo y el amor a la divina persona del Salvador”.
“Contra la ideología del laicismo actual”, prosiguió, “que se opone tenazmente a la pervivencia de la simbología católica en ámbitos públicos, es preciso reafirmar la libertad religiosa reconociendo lo que es significa. Libertad religiosa no sólo es libertad de creencias y convicciones, sino libertad de practicar la religión, que se expresa, ciertamente, en ritos, pero que incluye además y de forma sustantiva, para poder mantenerse como libertad de religión, modos y maneras de conducta personal y pública que identifica a una colectividad religiosa”.
Con este planteamiento, el Obispo de Almería dejó claro que no se trataba de negar la libertad a las demás confesiones, ni menos todavía los derechos individuales de las personas, sino “tratar cada cosa según su realidad”. De ahí que pidiera que “es preciso tratar del mismo modo realidades iguales, pero no se puede tratar por igual realidades desiguales. Lo pide el sentido de la justicia”. Monseñor González Montes concluyó su reflexión, pidiendo a todos los diocesanos que “honren personal y públicamente a Cristo, y le confiesen como verdadero Señor de nuestras vidas, a quien ofrecemos el homenaje de nuestro amor sin que con ello podamos responder a su amor crucificado por nosotros”.