Una veintena de seminaristas, con diferentes perfiles, descubren si Dios les llama para ser sacerdotes. Veinte son los seminaristas que disciernen en el Seminario de Málaga si Dios los llama para ser sacerdotes. Un número a todas luces insuficientes para la realidad que vive la diócesis de Málaga. Su procedencia es distinta y su perfil también. Hay quien procede del instituto y, una vez aprobada la selectividad, ingresaron en el Seminario. Pero hay también incorporaciones más tardías como el caso de Serafín que es abogado, Miguel que es delineante y proyectista de interior, Francisco Javier que es historiador del arte o Rafael que es maestro y pedagogo.
La mayoría son malagueños pero hay seminaristas naturales también de Córdoba, Granada o, incluso, el extranjero: México o Venezuela.