Mons. González Montes consagra esta iglesia en Roquetas de Mar. El pasado 21 de diciembre de 2008, domingo IV del tiempo de Adviento, cercana ya la solemnidad de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, Mons. Adolfo González Montes, Obispo de Almería, dedicó la iglesia parroquial de Santa Ana y San Joaquín en el marco de una solemne Misa, celebrada por el Prelado diocesano y concelebrada por el párroco, D. Ramón Bogas, junto a otros sacerdotes, con la asistencia del Sr. Alcalde y autoridades municipales, así como numerosos fieles que llenaban la iglesia para celebrar este gozoso acontecimiento de la vida diocesana.
La nueva construcción incluye con la iglesia, los salones parroquiales y casa rectoral. La edificación se sustenta en una estructura de hormigón armado sobre la que se tiende un tejido de cerchas metálicas que abrazan los muros de la nave de la iglesia y sostienen la cubierta, de carácter transitable sólo para limpieza del lucernario que la divide dando lugar a la penetración de la luz cenital que ilumina el recinto sagrado. La nave fracturada por esta grieta de luz revela un profundo simbolismo, trazando el eje que conduce hasta el altar, que media entre la entrada física en la nave y la entrada espiritual en la comunidad de salvación por medio del bautismo.
El templo, de una sola nave, orienta la congregación de los fieles hacia el presbiterio que, acostado en el muro frontal, se elevado sobre una meseta marmórea, en cuyo centro se ubica el altar, pieza confeccionada en «silestone», material pétreo en el que han sido elaboradas las piezas del ambón y la sede. Bajo la piedra del altar, durante el rito de la dedicación, se ha depositado una pequeña urna con reliquia de San Isidoro de Sevilla, Padre y Doctor de la Iglesia hispano visigoda, y último Padre del Occidente antiguo, según consta en la auténtica expedida por la oficina del Relicario del Vicariato de Roma, que ha sido depositada en el archivo diocesano, en la cual se puede leer: «Ex ossibus S. Isidori E. C. D.».
La ideación de la fábrica del templo incluye la elevación de uno de sus muros a modo de torre, que alberga las campanas bautizadas con los nombres de «Santa Ana» y «San Joaquín». La construcción integra algunas capillas que dan singular configuración al recinto, creando espacios adecuados para la veneración de las imágenes devocionales de la comunidad parroquial. Estas capillas, revestidas en piedra natural de travertino real, dan significado propio a su presencia tanto en el exterior como en el interior del templo. Los suelos son de mármol blanco Macael en la totalidad del edificio, y las paredes están revestidas de mortero y pintadas de color blanco. La altura libre en el interior de la nave alcanza hasta los once metros en los puntos de mayor elevación. La superficie para el desarrollo de las celebraciones es de 533 m2, sobre una superficie total construida computando la vivienda, los salones parroquiales, la torre y la casa rectoral de 1.889 m2.
Los salones parroquiales se encuentran en planta sótano y tienen una superficie útil de 160 m2, a la cual se accede, por el interior, desde la sacristía y, por el exterior, desde un recinto de 138 m2, también en sótano, que orientado al sur ilumina los despachos de esta planta. Las aulas quedan iluminadas por un patio hundido de 54 m2. Los salones están dotados de aulas para la acción catequística y pastoral, y de los servicios auxiliares.
