Inaugurada por el Obispo de Córdoba tras las obras de restauración. En la festividad de la Natividad de la Virgen el Obispo, D. Juan José Asenjo Pelegrina, inauguró con una Eucaristía el oratorio de las Esclavas del Stmo. Sacramento y de la Inmaculada que ha permanecido cerrado al culto durante catorce meses por las obras de restauración.
Media hora antes de la celebración de la solemne Eucaristía, centenares de fieles abarrotaban la capilla llegando a invadir el acerado de la calle Mayor de Santa Marina. A las 20 h. comenzó la ceremonia, acompañada por el canto de las hermanas Esclavas. D. Juan José Asenjo comenzó su homilía agradeciendo a las Hermanas, restauradores, pintores, electricistas, albañiles y a todos los oficios “que han dejado en esta obra lo mejor de sí mismos”; gratitud que extendió a quienes con su ayuda económica la han hecho posible: CajaSur, las fundaciones Sánchez Ramade y Prasa, a la parroquia de Santa Marina, a las cofradías del Resucitado, de la Merced, y de Jesús Caído, así como a todas las personas que de forma anónima han querido colaborar en esta obra “para honra y honor de Jesús Sacramentado, expuesto de forma permanente a la adoración de las Hermanas y de tantos cristianos”.
El Obispo prosiguió su homilía recordando el carisma de las hermanas Esclavas: “el amor y veneración de la Santísima Eucaristía, el sacramento del Cuerpo y de la Sangre del Señor, que la Iglesia posee como su más precioso y venerable tesoro”. En este sentido, manifestó que “la presencia real de Cristo en la Eucaristía subsiste después de la celebración eucaristica y reclama nuestra adoración”. Por ello, “la adoración fuera de la Misa es la continuación obvia de la celebración eucarística porque prolonga e intensifica lo acontecido en ella, madurando en una acogida profunda y verdadera. En la adoración eucarística, verdadera razón de lso Religiosas Escalavas, el Señor nos fortalece, nos diviniza, nos atrae para hecernos suyos, para transformarnos y asimilarnos a Él” […]. La adoración eucarística ha sido siempre manantial de santidad, alambique en el que se destilado la caridad pastoral de los sacerdotes, la fidelidad de los esposos y su compromiso en la transmisión de la vida y en la edicación cristiana de los hijos”.
D. Juan José finalizó su homilía recordando que “nuestra ciudad tiene la inmensa suerte de contar con el Santísimo expuesto durante todo el día en este oratorio”. Por ello, pidió a los fieles “todos los esfuerzos posibles que estén a nuestro alcance para acercarnos todos los días para visitar al Señor y vivir unos momentos junto a Él”.
Tras finalizar la Santa Misa, se expuso el Santísimo mientras que las Esclavas del Stmo. Sacramento y de la Inmaculada entonaron el “Cantemos al amor de los amores”. La solemne ceremonia finalizó con el canto de la “Salve” y Cristo eucaristía volvió a presidir el retablo de este pequeño oratorio, “verdadero remanso de paz”.
