Palabras de D. Juan del Río Martín, Obispo de Jerez, en la clausura de la III Jornadas Católicos y Vida Pública Cristianos para nuevos tiempos. Jerez, 9 de febrero de 2008. Durante estas Jornadas ha habido una interrelación de los cuatros puntos cardinales que configura al cristiano en el siglo XXI: Familia-Educación-Sociedad Plural-Medios de Comunicación Social. Sin embargo estos elementos están unificados por la cultura envolvente que se deriva de los MCS y del avance vertiginoso de las nuevas tecnologías.
Por supuesto, que antes de hablar de estos elementos característicos de la modernidad, recordemos tres puntos esenciales:
1º. La fe cristiana no está reñida con el progreso y las ciencias. Como dice Benedicto XVI: “el hombre nunca puede ser redimido solamente desde el exterior…No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor” (SP, 26).
2º. La identidad católica no es un añadido a nuestra vida, sino que alumbra nuestro ser y nos hace vivir de otra manera, porque el Evangelio que se nos ha anunciado, en el que creemos y celebramos: “no es solamente comunicación de cosas que se puede saber, sino una comunicación que comporta hechos y cambia la vida. La puerta oscura del tiempo, del futuro, ha sido abierta de par en par” (SP, 2).
3º. La familia cristiana no puede estar pasiva o inerme frente a los medios. No puede dejar que los valores familiares sean alterados o sustituidos por otros propiciados de forma interesada por los medios y quienes los sustentan. Si la familia no puede prescindir, ni es conveniente que lo haga, de los medios, hay que lograr que estos no prescindan de la familia.
Como ha señalado el cardenal Tettamanzi, arzobispo de Milán, “hoy la familia debe constituirse en promotora de una verdadera `ecología comunicativa´ sea consciente del precio altísimo que se paga (en términos de degradación de la familia y de la sociedad) si los medios no asumen unos precisos criterios éticos, respetuosos con los valores fundamentales de la persona y de la familia”1.
El arzobispo de Milán señala también que no se puede dar por descontado que el único papel que se le asigne a la familia sea el de convertirse en una especie de filtro contra la “invasión” de los medios, especialmente protegiendo a los menores. Su papel ha de ser más destacado y operativo: repensar los procesos de la comunicación.
Los valores de la familia han de ser, en última instancia, los valores de la verdadera comunicación social.
Teniendo estos pilares claros, pasamos a unas normas prácticas para movernos como cristianos en una sociedad plural y no sucumbir a los encantos del Poder que domina los MCS:
Prensa: para informar o encender la chimenea. Tiene tanta importancia que se argumenta con ella en juzgados y parlamento. Si lo dice la prensa, será verdad… He aquí un decálogo para leer la prensa escrita:
1º. Leer dos o más periódicos de tendencias contrarias para contrastar; si es lector de uno, elija el más afín a su ideario: mirar el estilo, la selección y valoración de informaciones, la manera de titularlas, cómo las destaca
2º. Tenga presente que la objetividad pura no existe: la noticia depende del ideario, proyecto y estilo del periódico
3º. Aceptando esa objetividad tendenciosa hay que distinguir qué es información y qué es opinión; si van mezcladas, ver quién firma
4º. Un periódico bien hecho es aquel cuyo contenido puede captarse durante los 10 minutos del desayuno
5º. No se deje deslumbrar por los titulares de una noticia, pues no siempre reflejan sumariamente el contenido: hay que leerla íntegramente antes de emitir un juicio
6º. No olvide nunca que la letra impresa no es dogma de fe ni siquiera signo de veracidad, las noticias suelen ser incompletas en el momento de la publicación, hay que hacer un seguimiento posterior
7º. Los columnistas no son infalibles en sus observaciones: léalos con espíritu crítico
8º. No desdeñe la lectura de los editoriales: si se identifica con el ideario del periódico, le ayudarán en la formación de un criterio serio y fundamentado
9º. En los contenidos relativos a la religión o Iglesia, conviene acudir a publicaciones o revistas especializadas, ya que en los periódicos estas informaciones suelen ser menos objetivas por ignorancia, ligereza o prejuicios
10º. Si en lo esencial está de acuerdo con su periódico, escríbale al director cuando encuentre algo que razonablemente él debería evitar
Radio: ajustamos el dial o nos asustamos de él. Los locutores deben transmitir los hechos como son, informar, no confundir, intentar llegar a la audiencia a fuerza de imaginación y no de amarillismo, mantener tono esperanzador en las informaciones, sin tremendismos, huir de la crítica descarnada e irresponsable, pero denunciar con valentía cuando es preciso, y entretener, acompañar, en un mundo de soledad e individualismos.
Para lograr que la radio sea ese medio socializador y evangelizador debemos aprender a usarlo:
1º. Cada oyente sabe mejor que nadie cuándo es su hora de radio: la radio selecciona mucho a la audiencia y al revés.
2º. Sintonizar con la emisora que más responde a mis inquietudes, gustos,
necesidades informativas.
3º. Hacer visitas turísticas por el dial y contrastar.
4º. Conviene no asentir a todo lo que dicen los locutores; llamar por teléfono para manifestar el acuerdo o desacuerdo.
5º. La radio de España en estos momentos es sólo una radio de estrellas: los nuevos santos”.
6º. Hay que escuchar la radio pensando en lo que se escucha.
7º. La información es lo primero, luego la opinión: la más importante no es aquella a la que le dediquen más minutos.
8º. Hablar de lo que hemos oído con familiares y amigos para contrastar.
El gran reto para las familias es colaborar en la regeneración de la radio, desde un uso responsable y apostando decididamente por participar en emisoras con contenidos cristianos.
TV: haciendo zapping o seleccionando. Es la estrella de los MCS. Sería absurdo y poco inteligente hacerla desaparecer de casa y desaprovechar todo lo bueno y positivo que tiene.
Normas para un uso correcto:
1º. Aprender a seleccionar los programas, ver juntos los programas beneficiosos y rehusar los perjudiciales.
2º. Enseñar a ver programas de TV y no la TV.
3º. La TV no puede estar siempre encendida.
4º. El zapping es contrario al criterio de selección.
5º. No poner un aparato en cada habitación: esto incentiva el aislamiento social y familiar y provoca adicción.
6º. Tener un horario preestablecido para ver programas de TV.
7º. No usar la TV como canguro o entretenimiento para los niños.
8º. No seleccionar programas para ver, aunque sean informativos, mientras se almuerza o cena en familia: aprovechar este tiempo para el diálogo.
9º. Acompañar a los hijos mientras ven TV para conocer los contenidos de los programas y también las preferencias y gustos de los niños.
10º. No dar por sentado que los programas llamados “infantiles” tienen un contenido adecuado para su edad; buscar alternativas a la TV.
11º. Fomentar que los programas vistos sean comentados en familia.
12º.Nunca usar la TV como premio o castigo para los niños: se convierte en objeto de deseo.
13º. Predicar con el ejemplo y no prohibir la TV a los niños y que nos vean a los adultos dedicarle demasiado tiempo.
Internet: navegamos o nos ahogamos. Lo positivo: el ordenador será siempre una inteligencia artificial controlada por el hombre, no puede ser ni creativa ni intuitiva; la globalización ayuda a fomentar el desarrollo de los pueblos más desfavorecidos, eficiencia, incremento de la producción, unidad de los pueblos; puede ayudar a fomentar un mundo justo y pacífico, en cualquier lugar puedo tener un aliado; nos comunicamos de forma instantánea, descentralizada, interactiva, no es muy caro, no requiere conocimientos técnicos muy avanzados, puedes oír y difundir mensajes por todo el mundo; el mensaje de Cristo puede llegar a todas partes; tenemos acceso a muchos más datos y con más facilidad; permite tanto formas sincrónicas de comunicación (chat, videoconferencia) como asincrónicas (listas de distribución, email), nuevos modelos de formación y trabajo (teleformación y teletrabajo), permite el acceso al trabajo a determinados colectivos (minusválidos).
Lo negativo: los beneficios no se han distribuido equitativamente; la brecha digital es cada día más grande y discrimina a países pobres; pérdida de privacidad; puede inducir a confusión respecto de la propia cultura, al compararla con otras; se pierde rigor en la información, sensacionalismo, hacer circular rumores sin contrastar (porque hay que mantener la página actualizada diariamente); podría convertirse en una vasta y fragmentada red de personas aisladas que interactúan con datos y no directamente; empobrecimiento de la percepción de lo real, reducido a datos,
empobrecimiento del lenguaje; tapa al que está al otro lado de la red: relaciones virtuales engañosas.
Recomendaciones para su uso correcto (Conferencia Episcopal USA):
1º. Fórmate en Internet por el bien de tus hijos.
2º. Escoge un proveedor de acceso a Internet que brinde la posibilidad de un acceso filtrado.
3º. Sitúa el ordenador en una zona común de la casa.
4º. Dedica tiempo a navegar por Internet con tu hijo.
5º. Estimula a tu hijo para que medite sobre lo que encuentra en Internet y recurra a ti cuando se topa con alguna información “católica” que no coincide con lo han aprendido en casa o el colegio.
6º. Educa a tus hijos para que empleen responsablemente el email: es útil y divertido.
7º. Advierte a tus hijos que jamás deben proporcionar información personal a nadie en Internet sin tu permiso y que nunca deben enviar fotografías.
8º. Diles que nunca rellenen cuestionarios sin tu permiso.
9º. Que no contesten jamás a ningún contacto agresivo o invitación que haga que se sientan incómodos y que te informen en estos casos.
10º. No permitas que se encuentren cara a cara con personas que han conocido por Internet.
11º. No reacciones de manera desmedida si tus hijos someten a tu atención algo inadecuada o no te preguntarán más.
12º. No minusvalores el significado de los discos guardados a escondidas:
¡pornografía!.
13º. Estas reglas son también para ordenadores de bibliotecas.
14º. Sobre todo comunicar: hablar y rezar toda la familia. En este sentido permitid terminar con una oración singular.
Terminemos con una curiosa oración de un niño que rezaba de esta manera:
“Señor, esta noche te pido algo especial…
Convertirme en un televisor, quisiera ocupar su lugar.
Quisiera vivir lo que vive la tele de mi casa.
Es decir, tener un cuarto especial para mí y reunir a todos los miembros de mi familia a mí alrededor.
Ser tomado en serio cuando hable.
Convertirme en centro de atención al que todos quieran escuchar sin interrumpir ni cuestionarle.
Quisiera sentir el cuidado especial que recibe la tele cuando algo no funciona…
Y tener la compañía de mi papá cuando llega a casa, aunque esté cansado del trabajo.
Y que mi mamá me busque cuando esté sola y aburrida, en lugar de ignorarme.
Y que mis hermanos se peleen por estar conmigo…
Y que pueda divertirlos a todos, aunque a veces no les diga nada.
Quisiera vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar unos momentos a mi lado.
Señor, no te pido mucho. Sólo vivir lo que vive cualquier televisor…”
+ Juan del Río Martín
Obispo de Asidonia- Jerez
1 Card. D. Tettamanzi. Sapienza e discernimento nell’uso dei medis in famiglia. Convengo I media in famiglia: un rischio e una riccehezza. Pontificia Universidad Lateranense. Roma 2004.