Las vacaciones, un tiempo propicio también para el Espíritu
En mi condición de Obispo de
Como estamos celebrando en Año de la Eucaristía, os animo a participar en ella cada domingo. Este alimento del Espíritu, lejos de restar algún tiempo para el legítimo descanso, da profundidad a nuestra vida diaria y es fuente de plenitud. La oracióón es la forma mejor para encontrar la paz interior y el descanso del alma. Lejos de la tensión de los horarios, podréis disfrutar de la Presencia amiga del Señor con sosiego y hondura. Como bien sabéis, al celebrar el memorial de la muerte y la resurrección, se ilumina nuestra existencia y crece nuestro amor. Y esa luz interior nos proporciona un horizonte de sentido, que es el mejor reconstituyente para acrecentar nuestra alegría de vivir y para superar todo tipo estrés
Tenéis también la posibilidad de orar tranquilamente ante el sagrario, en la paz de nuestros templos. Uno de mis predecesores como Obispo de la diócesis de Málaga, el Beato Manuel González, que murió en el siglo pasado, fue un apóstol de la adoración al Santísimo y por eso lleva el hermoso nombre de «
Por lo demás, encentraréis huellas de vuestra cultura en algunos lugares diversos de nuestra geografía religiosa. Empezando por Nuestra Señora de la Victoria, que es la Patrona de Málaga y se venera en un santuario de la capital: es una imagen que llegó de Alemania hace más de cinco siglos. También es muy visible la presencia de la cultura inglesa, pues los viajeros románticos del siglo XIX inmortalizaron algunos de nuestros caminos y ventas; y hubo una significativa presencia, durante el desarrollo industrial de esta provincia. A mediados del siglo pasado empezaron a llegar ciudadanos del mundo entero, muchos de los cuales se han quedado entre nosotros por razones tan diversas como el trabajo, el matrimonio y la seducción de esta tierra que los acogió. Numerosos lugares de la costa y de la Axarquía, cuyos pueblos os animo a visitar, dan fe de ello.
Junto con mi bienvenida y mi deseo de que os sintáis acogidos, os agradezco de antemano el esfuerzo que realizáis la mayoría por conocer y comprender nuestra cultura y por hacernos partícipes de lo mejor que Dios ha puesto en vosotros. Y no olvidéis que este tiempo de descanso es una oportunidad muy propicia para abrir a Dios el corazón y para poner de manifiesto ese Espíritu evangélico que nos distingue a los seguidores de Jesús de Nazaret, el Hijo Unigénito de Dios.
Recibid mi bendición y mi testimonio de amistad.
+ Antonio Dorado Soto,
Obispo de Málaga