Pregonada Semana Santa de Aguere: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen

Diócesis de Tenerife
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El Obispado de Tenerife está situado en San Cristobal de La Laguna. La jurisdicción de la diócesis comprende Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

El periodista y humorista, Juan Luis Calero pregonó este jueves, en la parroquia de Santo Domingo, la Semana Santa de La Laguna. En el acto estuvieron presentes el alcalde de la ciudad, José Alberto Díaz junto a algunos miembros de la corporación municipal y otras autoridades civiles y militares. Al encontrarse el obispo participando en la plenaria de la CEE, lo representó el vicario general, Antonio Pérez. También estaban en el templo el vicario episcopal, Juan Antonio Guedes, junto a otros sacerdotes; y el presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías Miguel Martín junto a su comité ejecutivo.
Después de la interpretación de “la Semana Santa de Aguere”, a cargo de la banda de San Sebastián de Tejina, el periodista Roberto González dio la bienvenida e hizo de maestro de ceremonias del acto, dando paso al presidente de la JHC, el cual presentó al pregonero.
Calero realizó un pregón vivencial sobre su personal experiencia de fe, desde su infancia a la vida adulta y una memoria agradecida a las personas que le ayudaron en la fe, la importancia de la devoción al Cristo de La Laguna, la Semana Santa de Agüere etc. Igualmente focalizó el momento de la Pasión de Jesús, sobre todo a partir de las palabras de Jesús: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.
“Pretende ser un pregón sin ninguna carga teológica o filosófica, sino un texto ligado a lo vivencial y lo testimonial, donde el Señor aparece siempre en primer término. Solo Él justifica mi presencia hoy, aquí. Y pido que este carácter testimonial, impregne mis palabras, porque uno desea diluirse para que solo quede en el ánimo de todos, la modesta invitación a vivir la Semana Santa, desde nuestros corazones, como un gran acontecimiento. No como algo que se repite, en una circularidad que no responde a nada, como un eco de una tradición con rituales recurrentes que se hilvanan cada año- aseveró.
La Semana Santa en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, “me dio la oportunidad de reencontrarme con el silencio y el recogimiento. La procesión de madrugada del Santísimo Cristo, ha tenido para mí siempre un significado muy profundo. Ir con el resto de la comunidad de creyentes, en silencio por las calles, detrás del Cristo de La Laguna, y con la luna llena pegada en la madrugada, es para mí un reencuentro con la oración comunitaria, constituye una oportunidad para realizar un balance íntimo y espiritual. A cada paso, uno se acuerda de amigos, de familiares que están enfermos, de seres queridos que ya han partido hacia la casa del Padre, de proyectos a medias y otros por realizarse”- reconoció.
Igualmente reseñable fue su afirmación de que a partir de los estudios que ha estado realizando estos años, “la filosofía me ha servido para usar la razón, a dar una argumentación racional y convincente a la fe”, para centrarse, a continuación, en el título que quiso dar al Pregón: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc, 23,34). “Cuando uno experimenta a Dios como Padre todo cambia, cuando la expresión Dios Padre deja de ser una metáfora, una manera de hablar, para ser una realidad tangible en cualquier faceta de la vida, la existencia se ilumina”.
El pregonero no quiso quedarse en el Calvario, sino que avanzó hacia lo que es el centro del cristianismo: La resurrección de Jesús. “La certeza de la existencia de Dios, todo se colorea y toma otro aroma. La vida da un vuelco, porque lo ves en la naturaleza, en la mirada inocente de un niño o en la bulla de los adolescentes. En el diseño increíble de una semilla o de una flor. Ves a Dios en la belleza de las aves, en un fugaz momento mientras pasa una nube, en el gesto de un enfermero en un hospital. Cuando experimentas al Dios vivo y cercano, la esperanza se diluye, palidece. La esperanza, que algunos filósofos asocian con la tristeza, se debilita para vivir sobre la escandalosa presencia de Dios en el mundo”.
En la parte final de su alocución volvió Juan Luis Calero a hacer confesión de su fe: “Cuando crees en Dios, la Eucaristía deja de ser un rito antiguo, para convertirse en la actualización de Cristo. Y la oración toma sentido porque es el modo más directo de entrar en diálogo con Dios, y aunque no sepamos rezar en la carta a Los Romanos, Pablo nos dice: «…el Espíritu Santo viene en ayuda de nuestra flaqueza: porque no sabemos lo que nos conviene, pero el mismo Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables». (Rom 8, 26).
“Cuando sabes que Dios nos sostiene, desde su grandeza, la Semana Santa ya no es un desfile de pasos, sino la manifestación externa de una estética cercana a Dios, es un querer que Dios se haga presente. Las procesiones reflejan el anhelo de tocar a Dios, de traerlo a nuestro mundo sensible para entender el misterio de algo tan grande, el vislumbre de lo más sagrado: la figura de Jesús”. “Hago mías las palabras de André Frossard: «Sobrenaturalmente, sé la verdad sobre la más disputada de las causas y el más antiguo de los procesos: Dios existe. Yo me lo encontré»- concluyó.
La actuación del coro juvenil del auditorio de Tenerife y las palabras finales del vicario Antonio Pérez sirvieron de colofón del pregón de la Semana Santa de la ciudad de La Laguna.

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