“Lo que hacemos en el Seminario es vivir”

Entrevista al Rector del Seminario Mayor “San Cecilio”, D. Enrique Rico Pavés, con motivo del Día del Seminario, que celebramos en la Iglesia el 17/19 de marzo.

Con motivo de la Solemnidad de San José, el 19 de marzo, celebramos el Día del Seminario, que, en algunas diócesis como en Granada, donde es día laborable, se celebra en el domingo más cercano a esta Solemnidad, en este caso el domingo 17 de marzo. El Seminario es el lugar de formación y crecimiento espiritual y humano en la llamada del Señor a cada uno de sus candidatos. Es un recorrido que viven a lo largo de varios años, para discernir si esa es la vocación a la que verdaderamente el Señor llama a cada uno de los seminaristas.

Nuestra Diócesis cuenta con tres seminarios: el Seminario Mayor diocesano “San Cecilio”, el Seminario “Redemptoris Mater” y el Seminario Menor “Virgen de Nazaret”.

Con motivo de la celebración de este día del Seminario, conversamos con el Rector del diocesano “San Cecilio” de Granada, D. Enrique Rico Pavés, entre otras cosas sobre la llamada del Señor y esta vocación que es don de Dios al servicio de la Iglesia y de su pueblo.

El lema de este año es “El seminario, misión de todos”. En qué sentido lo es.

El Seminario es misión de todos porque la vocación surge dentro de una comunidad de vida, que, normalmente, es la familia, y dentro de una comunidad cristiana de vida que es una parroquia, un movimiento, una realidad eclesial, donde uno se plantea qué quiere el Señor de mí. Por eso, la vocación no surge como “francotiradores”, sino en unos ambientes de relaciones que son los ambientes en los que nos movemos. Ahí surge una vocación. Si hay medios en que uno puede escuchar al Señor, se dará una respuesta. Si la familia está abierta al don de Dios en los ámbitos que sean, de su familia brotarán vocaciones. Si una parroquia está abierta, también. Por eso, no es misión del seminario, sino de todos los ambientes y realidades, donde el cristianismo se inserta, que es la familia, la sociedad, en todos los ambientes donde Jesucristo se hace presente.

Cuando hablamos de seminaristas, podemos pensar que están haciendo una especie de “carrera”. Y no se trata de eso, ¿verdad?

No. A mí una religiosa me dijo una vez que el discernimiento de la vocación se realiza en la vida, y lo que hacemos en el Seminario es vivir. En una vida en la que hay que estudiar, en la que hay actividades pastorales, en la que hay deporte, en la que hay convivencia. En esa vida, uno discierne la llamada del Señor. En la que hay muchos momentos de oración, por supuesto, y de trato con el Señor. Pero es en la vida donde uno discierne lo que el Señor quiere de mí.

Cómo sabe uno cuándo el Señor le está llamando a algo.

Normalmente, estas cosas las sabemos con ayuda, porque uno solo se puede equivocar, o se puede engañar, o se puede autosugestionar. Por eso, la vocación se suele decir que es algo de dos: de uno que siente la llamada y de la Iglesia que discierne si esa llamada es real o si hay elementos que hacen que sea una propia invención, una propia sugestión, o incluso una manera de huir. Por eso, el periodo del Seminario no son dos meses; son en torno a seis años, en los que uno va exponiendo qué es lo que ve en su interior, qué es lo que ve en sus cualidades, qué es lo que ve en sus capacidades, y la Iglesia también discierne si uno está llamado a eso o está llamado a otra realidad. Por eso, el periodo del Seminario es un periodo de discernimiento. Es verdad que brota de una intención inicial. Normalmente, uno quiere ser sacerdote porque ha recibido ejemplos de sacerdotes que le han llamado la atención; o le ha entusiasmo ese tipo de vida; o ha recibido una palabra del Señor que le ha llamado especialmente la atención y le ha resonado en el corazón. Después, comienza un proceso de ver si eso equivale con una llamada o ha sido simplemente un momento de entusiasmo. Y para eso, la Iglesia dedica un ambiente, un ámbito y un tiempo largo para ver la realidad de esa llamada.

Precisamente, en el año 2016 el Papa Francisco aprobaba un texto titulado “El don de la vocación presbiteral”, y mucho tiene que ver con la formación de los seminaristas. Cuéntenos en un par de pinceladas qué recoge este texto.

Ese documento se llama la “Ratio Fundamentalis”, es decir, el itinerario que debe guiar la vida de los seminarios en los próximos años, y luego se tiene concretar a nivel de Conferencia Episcopal en la Ratio Nacional. Es decir, ese documento es para toda la Iglesia, que marca los hitos que debe ser la vida de un Seminario y luego cada Conferencia Episcopal lo debe aplicar a la realidad nacional que vivimos. El documento lo que marca principalmente son las etapas y los acentos que se deben cuidar en el Seminario: la formación humana, la formación pastoral y la formación espiritual. Son los tres pilares, junto con la formación comunitaria, porque el sacerdote –como he dicho antes- no es un “francotirador”, sino que está llamado a ser padre en una comunidad y a alimentar a una comunidad, y alimentarse él mismo de la vida de comunidad. Por eso, hay que estudiar; hay que cuidar una intensa vida espiritual, en la que sea un acento importante en la dirección espiritual, en la oración, el tiempo a solas con el Señor; y hay que aprender a utilizar los medios que nos permitan llevar el Evangelio a los demás, como es explicar la fe a los hermanos, estudiar la Palabra de Dios. A todo eso se le dedica bastante tiempo en el Seminario, con una mirada hacia los hombres y mujeres que van a recibir el mensaje cristiano.

Con motivo de esta Jornada del Seminario, nuestros seminaristas recorren algunos puntos de la Diócesis. Qué recorrido y en qué consiste esa presencia en la diócesis de los candidatos al sacerdocio.

Durante todo el curso, todos los seminaristas tiene pastoral el fin de semana. Los de los primeros cursos sólo son los sábados por la tarde, y los de los últimos cursos salen y conviven con los sacerdotes en distintas zonas de la diócesis. Este año hay un buen grupo en el Valle del Lecrín, otros en Santa Fe, otros en parroquias del centro, como San Agustín. En torno al día de San José, que es el día del Seminario, también haremos presencia en algunos colegios de la diócesis. También en la Escuela de Magisterio “La Inmaculada” irán algunos seminaristas. Este año nos centramos en algunos colegios diocesanos y en las parroquias donde están habitualmente de pastoral.

El día de San José, el 19 de marzo, hay una convocatoria desde el Seminario, para rezar por las vocaciones sacerdotales.

Este año coincidía bien para que el Día del Seminario pudiéramos tener la oración vocacional que tenemos todos los meses: el martes 19 de marzo, a las 20 horas, en el monasterio de la Cartuja, que también es un ámbito precioso, estéticamente y religiosamente, para adorar al Señor y para escuchar su Palabra. También allí algún seminarista dará su testimonio vocacional, para que sirva un poco para hacer reflexionar a los jóvenes que vayan a la oración.

Qué grados hay hasta que uno llega a ser presbítero.

Antes del Concilio Vaticano II se distinguían entre Órdenes Mayores y Órdenes Menores. Con la nueva ordenación sacramental del Sacramento del Orden Sacerdotal, los seminaristas van recibiendo a lo largo de las etapas del Seminario lo que son los ministerios laicales, que es el Ministerio de Lector y Acólito, y el rito de Admisión a las Sagradas Órdenes, es decir, cuando llevan un tiempo de formación en el que puedan tener decidida su vocación, la Iglesia los acepta para formarlos para ser sacerdotes. El Ministerio de Acólito y Lector son para ejercer la función en torno a la Palabra de Dios y en torno a la Eucaristía. Y dentro del Sacramento del Orden, el primer paso es el diaconado y, después, el presbiterado. Normalmente, tiene que haber un tiempo entre el diaconado y el presbiterado, que, como mínimo, son seis meses. En la Diócesis de Granada, el diaconado lo viven y lo ejercitan con un desino pastoral. En otros seminarios, los diáconos están todavía en el seminario, pero aquí ya tienen el año de pastoral siendo diáconos. Son enviados a una parroquia y a los seis meses como mínimo, al año, o a los diez meses, que es lo normal, son ordenados presbíteros.

Paqui Pallarés
Directora Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada

Contenido relacionado

El Fargue: 100 Años de Acción de Gracias

El 30 de septiembre. El pasado lunes la parroquia de Nuestra Señora...

Festividad de Ntra. Sra. del Rosario en los pueblos de Granada

El 7 de octubre.  Nuestra Señora del Rosario es una advocación mariana...

Procesión de la Virgen de las Angustias en la Catedral

El 29 de septiembre.  Cada año, el último domingo del mes de...

Enlaces de interés