En estos días se cumplen los 76 años de su muerte, (+7 de Diciembre de 1942) fecha de hondas sugerencias religiosas, pues es la Víspera de la Inmaculada Concepción, tan querida en nuestra tierra de Jaén y en todos los que iniciamos nuestra vida en ella. No cabe duda de que D. Manuel fue educado de niño en esta fe y sentiría a la Virgen como Madre, siguiendo las enseñanzas y sentimientos maternos, a pesar del anticlericalismo de su padre, a quien siguió ya en los estudios de bachiller, principalmente en los universitarios y después como profesor.
Bueno sería volver nuestra atención hacia este gran hombre y fijarnos, sobre todo, en su conversión y la carga de santidad que puede llevar consigo la orientación de su vida en la Persona de Jesucristo, descubrimiento de la fe católica, entrega total a Dios en el Misterio de su Amor, tanto que le llevó al Sacerdocio (1940). Hay quien piensa que podría ser un modelo de santidad, que la Iglesia ofreciera en nuestra época y en los ambientes universitarios, donde trabajó y luchó como profesor. En esta misma línea, proponen algunos, podría iniciarse un “Proceso de Canonización” que correspondería a la Diócesis de Madrid, pero a la que aportaríamos nuestro apoyo desde su propio pueblo de Arjonilla y de nuestro Diócesis.
Algunos universitarios están interesados en la tarea. Sería ya difícil encontrar testimonios vivos, parece que viven algunos nietos, pero sí se encontraría una amplia documentación y testimonios escritos de quienes lo dirigieron espiritualmente como, por ejemplo, Don José María García Lahiguera, Obispo auxiliar de Madrid y después arzobispo de Valencia.
Animo a quien esto leyere, al pueblo de Arjonilla y a nosotros sacerdotes para que demos a conocer a esta gran persona, nos unamos a ese movimiento inicial en pro de su canonización y divulguemos de algún modo su recuerdo. He aquí un testimonio que copio:
Veréis. El correo de América me ha traído hoy el último número de la revista Estudios, que publican nuestros amigos de Chile. En él, una pluma anónima ha reunido varios documentos relativos a la máxima aventura espiritual de un gran español, el profesor y sacerdote Manuel García Morente: algunas cartas, un relato del P. Fernando Vázquez, «moderador del espíritu» de Morente durante su retiro en el convento de Poyo. Son maravillosas la sencillez y la hondura con que Morente testimonia su definitivo encuentro con Dios. «Dios tuvo piedad de mí y me envió el mejor y más eficaz consuelo, su gracia divina, el aliento de su voz en el fondo de mi alma», escribe a un amigo, recordando sus angustias espirituales de París, el año 1937. (…)» (Pedro Laín Entralgo, «Escrito de ocasión», Alférez, 30 abril 1948.)
Antonio Aranda Calvo
Delegado para la Causa de los Santos