Titular de la parroquia del barrio de Cañero, misionero en Europa que dio su vida por los más pobres y necesitados.
Vicente Ferrer nació en Valencia -entonces Corona de Aragón- en 1350 en el seno de una familia acomodada. Nace en una época muy difícil para toda Europa debido a las epidemias constantes. Su inclinación por la vida religiosa fue precoz y a los veinte años hizo la profesión religiosa en la Orden de Santo Domingo.
Es un joven de inteligencia prodigiosa, y a los veintiocho años recibe con la máxima calificación el doctorado en Teología y se dedica a la enseñanza de esta ciencia durante ocho años en las universidades de Valencia, Barcelona y Lérida. Cuando parecía que se dedicaría a la enseñanza, un profesor dominico de Lérida le marcó mucho en su trayectoria vital, inclinándolo a una entregada vida espiritual.
CISMA DE OCCIDENTE
San Vicente jugó un papel fundamental en el cisma de occidente: la época en la que convivieron dos papas, uno en Roma y otro en Aviñón. En un principio apoyó a Clemente VII, el cardenal español Pedro Luna. De hecho, llegó a ser su confesor, escribió un tratado teológico defendiendo la legitimidad del Papa huido a Aviñón y en más de una ocasión el Pontífice propuso a Vicente para el episcopado, hecho que el Santo desdeñó. Vicente Ferrer con el paso del tiempo se dio cuenta que el Papa aviñonense no llevaba a cabo verdaderos esfuerzos en pro de la unidad. A partir de ese momento le retiró el apoyo y por la influencia que Ferrer tenía en las instancias de la Corona aragonesa y en los nobles proliferaron los adeptos a la sede de Roma. Sólo al final de sus días, dos años antes de morir, Vicente Ferrer pudo ver la Iglesia reconciliada.
RECORRIÓ EUROPA COMO MISIONERO
Desde 1399 hasta su muerte en 1419, San Vicente Ferrer realizó misiones en casi toda España, el sur de Alemania, gran parte de Francia, Bélgica, Holanda, Italia e incluso Inglaterra. Su tema es la conversión personal. La imagen más utilizada en su predicación es la del juicio final que anuncia inminente. Respalda este anuncio con una vida austera y penitente, hace de la pobreza su actitud más característica. La participación en la Eucaristía y la búsqueda en la oración son el centro de su vida que armoniza con un carácter franco y jovial. Confirma su predicación con una acción directa con los pobres y necesitados. Se le atribuyen numerosos milagros en vida.
VICENTE Y LAS MINORÍAS RELIGIOSAS
Mantuvo continuos contactos con el mundo judío y musulmán. Vicente Ferrer quería la salvación de los hombres y que su mensaje llegase a todas las gentes. Algunos ponen en entredicho su figura al presentársele como promotor de un ambiente hostil a las minorías religiosas. Sin embargo, en uno de sus tratados de teología, San Vicente afirma que la fe no se impone. Debe darse persuasión, pero a través del estudio directo de las fuentes empleadas y por tanto del conocimiento de la doctrina de aquellos con quienes se dialoga. Así es como puede hablarse de persuasión eficaz. Consiguió que muchos abrazasen la fe cristiana.
San Vicente murió en plena actividad misionera en la ciudad de Vannes –Francia-, donde se conserva su cuerpo, el 5 de abril de 1419 a la edad de 69 años. Fue canonizado en 1455.
