Esta mañana ha tenido lugar en la Catedral la celebración de la Misal Crismal en la que, un Jueves Santo más, nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez, ha bendecido el Santo Crisma y los óleos de los catecúmenos y enfermos en presencia del presbiterio diocesano y del pueblo cristiano de Granada.
Esta mañana ha tenido lugar en la Catedral de Granada la celebración de la Misa Crismal presidida por nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez, y en la que se ha procedido, como cada Jueves Santo en nuestra diócesis, a la bendición del Santo Crisma y de los óleos de los catecúmenos y enfermos.
En una celebración que ha contado con la participación del clero diocesano, seminaristas, miembros de comunidades religiosas, movimientos y fieles del pueblo cristiano de Granada, también Mons. Martínez y todos los sacerdotes presentes han podido renovar su consagración y dar gracias por su ministerio sacerdotal.
“La vida de la Iglesia es sacramental toda ella, los Sacramentos son siempre realidades físicas, realidades humanas en las que se hace presente el don de la Redención de Cristo, la novedad que Cristo ha sembrado en la historia, la novedad que Cristo significa en la vida de los hombres, son realidades humanas, materiales. Vamos a consagrar el Santo Crisma, es un aceite consagrado, portador de Cristo, no simplemente bendecido, de hecho nuestro sacerdocio es inseparable de la unción con ese Crisma”, afirmó el Arzobispo durante su homilía.
Al término de la Eucaristía, Mons. Javier Martínez animó a los fieles a dar siempre gracias por el gran don que son los presbiterio para el pueblo de Granada, y también a los sacerdotes presentes a ser gratos a Dios por su vocación y misión.
A partir de ahora el Crisma y los óleos ungidos serán utilizados para diversos fines sacramentales como la unción de los nuevos bautizados, para signar a los confirmados y también en la Ordenación Sacerdotal de nuevos presbíteros para nuestra diócesis.
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María José Aguilar