El movimiento Vida Ascendente ha celebrado en la iglesia de Santa María la Blanca la festividad de sus santos patronos, Simeón y Ana. La jornada comenzó con la celebración de la Eucaristía, que presidió el consiliario diocesano Manuel Mateo, quien, en su homilía, expuso la conveniencia de dejar atrás la añoranza y los sentimientos tristes y resignados referidos a los años vividos. Por el contrario, glosó el ejemplo de los patronos, “que nos revelan que el tiempo de la ancianidad no es una desgracia, ni un tiempo para vivirlo tristemente ¡Es hermoso ser anciano!”.
Más adelante afirmó que “los miembros de Vida Ascendente afrontamos la vejez con fuerza y energía porque tratamos de encontrar al Señor en todos los momentos y circunstancias de la vida”.
Tras la misa, María Lourdes Caminero, misionera eucarística de Nazaret, impartió la ponencia titulada ‘saber envejecer’, en la que ofreció “un camino espiritual para vivir la última etapa de la vida”.