La Misión Popular de la Parroquia de Santiago, en Alcalá de Guadaíra, continúa su programación. Ayer lo hizo con un encuentro con las congregaciones religiosas vinculadas a la comunidad parroquial, coincidiendo con la celebración de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
Hermanas Pobres de Santa Clara, Hijas de la Caridad, Siervas del Hogar de la Madre y las Misioneras de Acción Parroquial -que desarrollan su labor en la Parroquia de San Agustín-, se dieron cita ayer en el monasterio de Santa Clara en un encuentro en el que destacaron los testimonios de las religiosas explicando los distintos carismas y cómo viven personalmente su entrega a Dios. Al respecto, el vicario episcopal para la Nueva Evangelización, Óscar Díaz Malaver, aseguró que “son diferentes carismas, pero identificados por un denominador común: el Amor”.
En representación de las Hermanas Clarisas intervino la Madre Abadesa, Sor María del Águila, alcalareña que ingresó en el convento con 17 años. La Orden Religiosa de Santa Clara, con más de ocho siglos de existencia, es la más antigua de las que dieron su testimonio en el encuentro, y la que más tiempo lleva asentada en la localidad, desde 1597.
Sor María Luisa habló en nombre de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Pertenecientes a una Sociedad de Vida Apostólica de derecho Pontificio, no hacen votos perpetuos, sino que lo renuevan cada año. Este carisma desarrolla su labor por todo el mundo al servicio a los pobres y a los enfermos. En Alcalá de Guadaíra, concretamente, regentan la Residencia La Milagrosa y la Casa Rosalía Rendú.
Por parte de las Siervas del Hogar de la Madre intervino la Hermana Virginia quien explicó que son la congregación más joven de las representadas en la ciudad, con casas en cinco países. En Alcalá están al cuidado del Santuario del Águila.
Finalmente, la Hermana Concepción, de las Misioneras de Acción Parroquial, dio su testimonio y explicó que esta congregación tiene sus orígenes en 1939 y permite consagrarse a Dios en la vida religiosa sin renunciar a las tareas de la parroquia. Es, precisamente, en la parroquia donde se desarrolla su carisma, ayudando al párroco y vicarios en todo el apostolado que se les asigne.