Mons. Demetrio Fernández celebra mañana 13 años de ordenación episcopal.
El Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández, celebra el 9 de enero el aniversario de su ordenación episcopal. Desde que fue consagrado en el Monasterio de Veruela-Tarazona como obispo hace trece años, ha ocupado la sede de Tarazona primero y la de Córdoba, donde cumplirá ocho años en el ejercicio de su magisterio el próximo 20 de marzo, destino que le fue encomendado por el Santo Padre Benedicto XVI el 18 de febrero de 2010.
El 9 de enero tiene para el Obispo un significado personal muy hondo y representa una coincidencia de fechas que anticipaban su destino a la Diócesis de Córdoba ya que el día de su consagración la Iglesia celebra el día de San Eulogio, mártir de Córdoba, una “feliz coincidencia, no pretendida, pero prevista por Dios en su amorosa providencia”, recuerda Don Demetrio.
En estos días, el pastor de la Diócesis ha querido expresar su gratitud al presbiterio y seglares de Córdoba y da gracias a Dios “por tantas personas que ha puesto en mi camino de formación y de ayuda para perseverar en su santo servicio”. El obispo de Córdoba subraya además la labor de tantos colaboradores con su labor en la que siempre “me ha sostenido el trato asiduo con el Señor. Él no me ha fallado nunca, él ha sido muy comprensivo conmigo siempre”.
Don Demetrio resalta en este aniversario de su ordenación episcopal los años de servicio en nuestra diócesis y asegura estar muy contento de servir a la Iglesia como obispo, y “especialmente contento de servirla en esta diócesis de Córdoba y puedo deciros que me siento muy contento de ser “cura”, sin más”. En este tiempo de ejercicio de su magisterio, el Obispo expresa el reconocimiento a los fieles a los que ha podido visitar en sus respectivas parroquias a lo largo de seis años de Visita pastoral, que ahora recorre en segunda vuelta.
El obispo nos invita a rezar por él en esta fecha y adelanta que “os lo agradezco de veras”. Pide nuestras oraciones para que “sea santo, que sirva a la diócesis desde el Corazón de Cristo, que no busque ningún interés humano, sino solamente gastar mi vida por el Señor, que tanto me ama, y gastarla para que todos le conozcan y le amen más”.