Acción de Gracias por la canonización del Padre Faustino Míguez, fundador de la congregación “Hijas de la Divina Pastora”

Diócesis de Jaén
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La diócesis de Jaén es una iglesia particular española sufragánea de la archidiócesis de Granada. Sus sedes son la Catedral de la Asunción de Jaén y Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza.

“De nuevo habéis querido venir aquí, a la casa de María la Virgen, de la Virgen de la Villa, para darle gracias a Ella y a su bendito Hijo. Esto parece que se está convirtiendo, afortunadamente, en algo habitual para vosotras”. Con esta simpática referencia finalizaba el Obispo de Jaén, D. Amadeo Rodríguez, la Eucaristía celebrada el pasado día 18 de noviembre en el Santuario mariano de Martos. Y es que ese día, la Comunidad calasancia de la localidad, y con ella muchos fieles marteños y de otros lugares, volvían a subir al templo de María Santísima de la Villa con motivo de un gozoso acontecimiento, la canonización, que tuvo lugar el 15 de octubre en Roma, del Padre Faustino Míguez. Hacía apenas mes y medio, el pueblo de Martos, y especialmente las religiosas calasancias, habían celebrado con enorme ilusión, el I Centenario de su presencia en Martos, con la creación del Colegio “Divina Pastora”; y ahora, de nuevo, agradecían al Señor y a la Virgen el reconocimiento universal de la santidad del querido Padre Faustino, su fundador.

La celebración estuvo presidida por el Obispo, Don Amadeo Rodríguez Magro, al que acompañaron el Arcipreste, el capellán del Santuario, los párrocos de la localidad, los padres franciscanos y otros sacerdotes diocesanos especialmente vinculados a las “Pastoras”, así como varios padres escolapios venidos de fuera.

En la Eucaristía se palpaba una emoción contenida, pues muchos marteños, educados en el Colegio en su mayoría, veían cómo el Padre Faustino, del que tanto oyeron hablar, cuyos “específicos” les fueron aplicados en magulladuras y golpes… había sido reconocido como Santo. Su imagen se encontraba junto al altar, rodeado de flores y, lo más importante, acompañado por la representación de dos niños a los que parecía hablar…¡con ternura!, como hiciera tantas veces a lo largo de su larga vida. Así lo recalcó Don Amadeo en su homilía, llevando a cabo una importante precisión: “San Faustino, como en su día hiciera Calasanz, vio la necesidad de atender a los niños más desvalidos que no recibían educación alguna, es más, especialmente se fijó en las niñas, mucho más desatendidas aún en su época”. Destacó, además, la creatividad de la Iglesia en el siglo XIX, en cuyo seno surgieron muchas realidades nuevas con el fin de atender muy diversos campos de los que las instituciones civiles no se ocupaban. Una muestra de ello es la Congregación de las “Hijas de la Divina Pastora” nacida en 1885.

El Obispo insistió una y otra vez: “(…) tened muy presente que estamos celebrando un don, el don de la santidad del Padre Faustino, pero, no lo olvidéis, a ella estamos llamados todos, cada uno en su ambiente. ¡Todos podemos ser santos!”. “San Faustino -recordó-, eligió su camino de santidad a través de la educación, yendo incluso más allá al preocuparse también del cuerpo, aplicando en uno y otro campo sus conocimientos, como el gran hombre científico que también era. Descubramos cada uno de nosotros el nuestro.”

Al finalizar la Misa el padre José Manuel Jiménez, Escolapio, ofreció a la veneración de los fieles una reliquia del cuerpo del Padre Faustino, mientras sonaba el himno compuesto con motivo de su canonización.

El coro Amicitia se ocupó de interpretar los cantos de la celebración, en la que participaron alumnos, profesores y personal del Colegio “Divina Pastora”, así como su AMPA y los miembros de la Asociación de Antiguas alumnas. A ella asistieron, asimismo, autoridades de la localidad, representantes de las Cofradías marteñas y varias instituciones eclesiales, como Cáritas. Hubo también una nutrida presencia, casi al completo, de la comunidad de las Madres de los Ancianos Desamparados. Y junto a ellas cabría resaltar una presencia singular: la de las religiosas de otras ramas del frondoso árbol de la familia calasancia. Venidas de diversos lugares, se unieron a las “Pastoras” para celebrar con gozo, en el marco de su Año jubilar, la santidad de un escolapio que, al igual que José de Calasanz, dio gloria a Dios con su vida ejemplar, abnegada y entregada, San Faustino Míguez.

Comunidad Calasancia de Martos

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