«Estamos frente a una ‘hemorragia’ que debilita la vida consagrada y la vida misma de la Iglesia. Los abandonos en la vida consagrada nos preocupan». Con estas palabras se dirigía el Papa Francisco a los representantes de la vida religiosa y el resto de miembros de la Asamblea Plenaria de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA) que se celebró en Roma el pasado 28 de enero para hablarde «la fidelidad y el abandono».
Esta preocupación ha estado a la base de las Jornadas de Vicarios y Delegados Episcopales de Vida Consagrada y Asistentes Religiosos de las Federaciones Monásticas que ha tenido lugar los pasados 13 y 14 de noviembre, cuyo tema ha sido «La fidelidad a Jesucristo en la vida consagrada», organizadas por la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada [CEVC] en la Casa de Ejercicios Ntra. Sra. de la Anunciación, de Madrid.
Las jornadas comenzaron con las palabra de bienvenida por parte de Dª. Lourdes Grosso García, MId, Directora del Secretariado y la presentación Dª. Mª Fernanda Lacilla Ramas, MId, Secretaria general de las Misioneras Identes y profesora en San Dámaso, que nos presentó «La fidelidad en la Vida Consagrada. Desafíos antropológicos y culturales» haciendo un recorrido por las características del ambiente cultural de nuestro tiempo y su génesis; el significado general y el anclaje antropológico de la fidelidad; y las implicaciones espirituales para cuidarla: la generosidad como clave de autenticidad, la oración y el acompañamiento espiritual.
La tarde la iniciamos con un sustancioso coloquio dirigido por D. José Mª Herranz Maté, OSA, Asesor técnico de la CEVC sobre la «Implementación de los protocolos referidos al Fondo Intermonacal y a la Recepción de extranjeras en monasterios españoles» que abrió los ojos a situaciones y realidades que hay que ir redirigiendo en la línea señalada por la CEE.
A continuación, la segunda ponencia titulada «Fidelidad en la Vida Consagrada desde la Psicología y Teología del seguimiento» por D. Félix del Valle Carrasquilla, sacerdote diocesano de Toledo y Profesor de San Dámaso. Nos hizo caer en la cuenta en los modelos débiles de formación (instrucción y realización) y recordó que una buena formación es la que forma a Cristo en nosotros, que, por tanto, la formación es una acción divina recibida por la persona humana que ha de estar abierta a la totalidad y con sentido de identidad a tres niveles: corporal, psíquico y ontológico.
El martes iniciamos la sesión con una mesa redonda: «La Vida Contemplativa, signo vivo y memoria de fidelidad». En la que participaron con D. Ángel Moreno Sancho, Vicario de Siguenza-Guadalajara, con dilatada experiencia en acompañamiento al monasterio de Buenafuente del Sistal; José Javier Sánchez, OSB, benedictino del monasterio de San Salvador de Leire (Navarra); y la madre María Alegría del Espíritu Santo, Presidenta de la Federación de Clarisas de Santiago.
Continuamos con un bloque informativo de la Comisión y con las palabras de clausura Mons. Jesús Catalá, presidente de la CEVC.
Manuel Alfonso Pérez Galán
Delegado Episcopal de Vida Consagrada