Las manos del escultor Luis Ortiz de Vargas (Cazorla, Jaén) fueron las encargadas de dar forma a la figura de san Pedro, que el Cabildo Catedralicio quiso situar al lado de la Virgen con el Niño. Este artista, que trabajó en el coro de la Catedral de Málaga desde 1633 hasta 1638, supo plasmar en un trozo de madera la personalidad de san Pedro, el primer Papa.
El Coro de la Catedral de Málaga
Como relata el sacerdote Francisco García Mota en su obra “El coro de la Catedral Basílica de Málaga”, Pedro era de «Betsaida, Galilea. Su nombre hebreo era Simón. Su hermano Andrés, que era discípulo de Juan Bautista y que había oído las palabras de su Maestro sobre Jesús: “Ese es el cordero de Dios, le siguió y dialogó con él. Luego encontró a su hermano Simón, y le dijo: Hemos encontrado al Mesías y lo llevó a Jesús”».
García Mota rescata las palabras del Evangelio según San Juan y San Mateo para acercarnos a la figura de este santo que murió crucificado en Roma: «Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás, tú te llamarás Cefas, que quiere decir piedra». (Jn 1, 42). «Un día, paseando Jesús por las riberas del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón llamado Pedro y a su hermano Andrés echando las redes en el mar, pues eran pescadores, y les dijo: “Venid conmigo y os haré pescadores de hombres, y le siguieron al instante”». (Mt 4, 18-19). «Pedro fue el primero en reconocer firmemente que Jesús era el Mesías: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús le contestó: te daré las llaves de los cielos y lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo» (Mt 16, 16-19).
Sus restos fueron depositados en la Vía Apia, y posteriormente sobre ellos se construyó la basílica vaticana de San Pedro, centro de la cristiandad. Iconográficamente se representa con un libro y llaves en la mano, haciendo alusión a las llaves de los cielos que le entregó el Señor.