El sacerdote Miguel Ángel Merced, párroco de Gaucín, ayuda a profundizar en lo que celebramos el Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor.
A las mujeres que acudieron al sepulcro, la mañana de Pascua, el ángel les dijo: «No temáis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado. ¡Ha resucitado!». Este es el acontecimiento que celebramos en el Domingo de Resurrección o Pascua. Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo.
La liturgia del Sábado Santo en la noche ofrece signos y gestos que nos acercan a comprender el misterio de la Pascua. Pascua: paso de la oscuridad a la Luz del Señor, del caos o desorden de este mundo al orden de la Nueva Creación que Dios introdujo, en la plenitud de los tiempos, con la encarnación de su Hijo. El paso de la esclavitud a la libertad; de la esterilidad del desierto a la fecunda posesión del Reino de Dios; de la enemistad, fruto del pecado, a la amistad con Dios; del hombre viejo destinado a la muerte al hombre nuevo conducido a la plenitud de la Vida Eterna.
Por eso, en la Vigilia Pascual se bendice el fuego, el cirio, el agua y renovamos nuestras promesas bautismales: porque celebramos la nueva Vida que recibimos del mismo Dios hecho hombre, resucitado. De ahí que el Domingo de Pascua sea la fiesta más importante de los cristianos. Porque en este día irradia la Luz, por la que la Iglesia está invitada a participar del gozo de la Resurrección del Señor.
Así es, la Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir bajo el influjo de la tristeza. En este Domingo de Resurrección, como todos los domingos, celebramos el mismo acontecimiento pascual que nos introduce, de forma renovada, a vivir de una manera especial esa alegría.
Sin embargo, para entrar en esta Fiesta es necesario que nos vistamos con el traje de fiesta adecuado, que es la fe. Porque con la fe, percibimos la voz de una luz vertiginosa, el eco, aún vivo, del anuncio de la Resurrección del Señor, que se prueba eficazmente por el testimonio del Espíritu en los corazones renovados. Con el Domingo de Resurrección, se inaugura el Tiempo de Pascua que durará cincuenta día hasta la fiesta de Pentecostés. Son cincuenta días, donde el signo del Cirio Pascual encendido, representando la luz de Cristo Resucitado, nos recordará que el triunfo que compartimos con el Resucitado, nos hace testigos del gozo pascual. ¡Felices Pascuas de Resurrección!