El obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zornoza Boy, presidió, la mañana del Miércoles Santo, en la S.A.I. Catedral de Cádiz, la Misa Crismal.
En esta consagración de los óleos de enfermos y catecúmenos, Mons. Zornoza, estuvo acompañado por los sacerdotes y diáconos que ejercen su ministerio pastoral en la diócesis.
Durante la homilía, el obispo diocesano, dirigiéndose a los sacerdotes, afirmó que «Jesús quiere ejercer su sacerdocio a través de nosotros. Ahora, démosle, de nuevo, nuestra vida y nuestra carne para que Él pueda venir al mundo y transformarlo».
Ante las preguntas que se hace la sociedad de si el sacerdote tiene futuro en el mundo actual, y para qué sirve un sacerdote, el prelado aseguró que «el sacerdote no sólo tiene un lugar en nuestra sociedad, sino que es imprescindible, aunque sólo será valioso si es fiel a su vocación y a su misión».
En este día en el que el clero renueva sus promesas sacerdotales, Mons. Rafael Zornoza quiso recordar su función principal: «El futuro del sacerdote está en ser lo que Dios le pide que sea. Sembrar esperanza teologal, ser hombre de Iglesia, que cultive la comunión y no la disidencia; abrirse a la gracia de Dios, a los carismas y reconocerlos. El sacerdote tiene valor, realmente, si es padre y engendra nuevos hijos para Dios; si es maestro y educa con la sabiduría y la mente de Dios; si es médico, capaz de curar las dolencias del pecado con el bálsamo de la caridad; y si es pastor, si tiene identidad sacerdotal, no se ha mundanizado y da la vida por sus ovejas, librándolas de los lobos feroces del pecado y de las ideologías anticristianas que buscan destruir al hombre».
Por último, el obispo de Cádiz y Ceuta tuvo un especial recuerdo para las víctimas de los atentados en las Iglesias Cristianas, que se están produciendo en los últimos tiempos, así como para los sacerdotes fallecidos o que están enfermos, y para el obispo emérito, Mons. Antonio Ceballos, delicado de salud.