FIRMAS. Ángel Márquez. Secretario de Mons. Dorado.
El viernes 17 de marzo, a las 11.30 horas, se celebrará una Misa en la Catedral por el alma de Mons. Dorado Soto.
Se suele decir que “el tiempo pasa volando”, y es cierto. Parece que fue ayer cuando falleció el querido obispo de Málaga, Mons. Antonio Dorado Soto, y se cumplen ya dos años que pasó a la casa del Padre. Sus diocesanos le seguimos recordando con gratitud por el ejercicio de su ministerio episcopal tan intenso entre nosotros. Tuve la suerte y el honor de tratarle de cerca durante los quince años que dirigió la Diócesis y conocí el intenso trabajo que llevaba a cabo, sin intentar en ningún momento que disminuyera sino todo lo contrario, aprovechando cualquier resquicio para añadir nuevos compromisos a su apretada agenda. Recuerdo especialmente tres acontecimientos vividos en Málaga que ponen de manifiesto el cariño de sus diocesanos: la celebración de sus bodas de plata episcopales en 1995, sus bodas de oro sacerdotales en 2006 y la Misa de corpore insepulto en 2015. Finalmente, me permito invitar a la Misa que se celebrará en la Catedral el próximo viernes, día 17, a las 11.30 horas, en la que se pedirá al Señor por el eterno descanso del alma de nuestro obispo Don Antonio. Termino con la primera estrofa del poema que le dedicó el día de su muerte Joaquín Fernández, y en el que nos vemos representados todos: Desasosiego aquí, fiesta en el cielo; un amigo tan fiel que se me ha ido; lloro mi soledad con un gemido y siento en mis adentros desconsuelo.