Un año más, el 2 de febrero, día de la presentación de Jesús en el templo, la Iglesia católica celebraba la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, este año con el lema: “Testigos de la esperanza y la alegría”. Una fiesta que en la Diócesis de Cartagena fue trasladada al pasado domingo, y que se celebró con una misa en la iglesia del monasterio de Santa Anta, de las Madres Dominicas, en Murcia.
El Obispo presidió la Eucaristía, que estuvo concelebrada por otros sacerdotes diocesanos, franciscanos y dominicos, y en la que participaron más de 200 personas, la mayoría de ellas religiosas de casi todas las congregaciones e institutos de vida consagrada y vírgenes de la Diócesis. “Se hizo así presente la riqueza de nuestra Iglesia diocesana, pues estaban representados todos los carismas”, destaca el Delegado Episcopal para la Vida Consagrada, Miguel Ángel Gil.
En su homilía, Mons. José Manuel Lorca Planes animó a los religiosos a mantener su fidelidad y oración, ya que son “testimonio del compromiso de la búsqueda asidua de la voluntad divina”. Además, pidió que “recemos juntos por todos los religiosos y pidámosle al Señor que multiplique las vocaciones a la vida consagrada, monástica y de vida activa”.