La celebración de la Marcha de la Infancia Misionera volvió a convocar a numerosos niños venidos de distintas parroquias, colegios, grupos, etc, «Sigueme» es el lema con el que se celebra, en este año, esta Jornada.
Desde las diez y media de la mañana se fueron concentrando las niñas y niños acompañados por sus catequistas, profesores, monitores y un buen número de madres y padres.
Cerca de las once y media comenzó la marcha en dirección a la Basílica de Candelaria. Los participantes llevaban pañuelos y pancartas con los colores de los cinco continentes. La comitiva festiva, entre cantos, llegó a la Plaza de la Patrona de Canarias, donde todo estaba dispuesto para celebrar la eucaristía.
La imagen de la Virgen de Candelaria fue sacada al pórtico lateral de la Basílica, situándose el altar delante de la misma. El obispo, Bernardo Álvarez, presidió la Misa. En su homilía hizo referencia al lema de la jornada: «Sígueme». El mismo estaba en perfecta sintonía con la Palabra de Dios de este domingo del tiempo ordinario. Álvarez invitó a los pequeños a escuchar a Dios que llama a cada uno, como ha hecho siempre, y a seguirle.
En este sentido, los participantes recibieron una bota, a modo de pulsera, con el lema de la Infancia Misionera 2017. Con este gesto se simbolizaba la importancia de ponerse en marcha, de calzarse las botas para ir allí donde Dios nos pida.
Tras la Misa, el prelado nivariense entregó el diploma correspondiente a las dos ganadoras diocesana del Concurso de tarjetas de Navidad, Loana Estévez y Alexia Ferrera.
El almuerzo compartido dio paso, en la tarde, en el escenario instalado en la Plaza a «la animación festiva misionera» a cargo de los representantes del arciprestazgo de Tegueste. Este momento sirvió para poner punto y final a una jornada que siempre tiene como protagonistas a los pequeños misioneros, a quienes se invita a mirar al mundo, a los cinco continentes.