El Instituto Superior de Ciencias Religiosas acogió ayer la clausura del Seminario de Medios de Comunicación ‘Beato Marcelo Spínola’, una oferta formativa que organiza el ISCR junto con la Delegación diocesana de Medios de Comunicación y que corrió a cargo del Arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo.
Más de medio centenar de personas se congregaron en la sala Juan Guillén de la zona académica del Seminario Metropolitano para escuchar una ponencia del prelado sevillano bajo el título ‘La transmisión de la fe a través del Patrimonio histórico-artístico’. Mons. Asenjo disertó sobre la evolución del patrimonio religioso en España, centrándose especialmente en dos comunidades: Castilla-La Mancha y Andalucía.
El Evangelio de los pobres
En su extensa ponencia destacó una idea, en torno a la que versó todo su discurso: “el arte sacro sirve para evangelizar”. Comenzó recordando las malas experiencias que vivió el patrimonio de la Iglesia después de “una mala interpretación del Concilio Vaticano II”, cuando muchas iglesias ocultaron sus obras renacentistas, barrocas o neoclásicas para “acercarse al pueblo, mostrando templos más austeros”. Pero a partir de los años ochenta esto cambia, y el patrimonio “vive una primavera hasta la crisis de 2007”. En esta línea monseñor destacó el importante papel despeñado por muchos sacerdotes, interesados en recuperar el patrimonio de sus iglesias. Igualmente, agradeció las aportaciones de los fieles –el 55% de las inversiones- y señaló que esta colaboración se debe a que “el pueblo entiende que el templo sintetiza las raíces de la feligresía”.
No obstante, también indicó las carencias dentro del patrimonio histórico de la Iglesia: “nuestra cenicienta son los archivos y bibliotecas”.
Obras con “vocación de futuro”
El prelado indicó que todas las obras que se acometen tienen una “vocación de futuro”, cuyo fin no es otro que “la gloria y alabanza de Dios”. De este modo, criticó el uso “inadecuado” de catedrales y templos: “no podemos negar los valores turísticos, culturales o económicos de estos lugares, pero éstos deben ser secundarios”, porque “el arte sacro debe convertirse en puente a la experiencia religiosa”. Así, don Juan José destacó la labor de la exposición Las Edades del Hombre, que celebra ya su vigésima edición y cuyo esquema expositivo se basa en un “relato catequético y evangelizador”. Al respecto, pide que se copien estos modelos en catedrales o museos en las distintas Archidiócesis, a la par que se formen a guías turísticos que, aprovechando el auge del lenguaje audiovisual, “hagan atractiva la santidad”. “El patrimonio, a través de las visitas turísticas, acerca a los alejados a Cristo”, aseguró.
La conferencia terminó con un turno de preguntas en el que la asamblea participó de forma entusiasta y el arzobispo de Sevilla compartió opiniones y recuerdos en un tono distendido y espontáneo.