El domingo 22 de enero celebramos de nuevo el día de la Infancia Misionera. Este año tiene un lema y un significado especial porque los niños misioneros malagueños que fueron enviados en la Catedral el día 17 de diciembre nos recordaron a todos, poniéndonos una estrellita, que si conocemos a Cristo tenemos que seguirlo.
Nuestros niños malagueños gritaron en la Catedral un gran ‘SÍ’ a la paz, y desde sus corazones nos piden a nosotros, los mayores, que no nos cansemos de trabajar por la paz. Gritaron con fuerza un gran ‘SÍ’ a ser amigos de Jesús, pero no se puede ser amigos de Jesus si no se le anuncia. Nuestros niños nos gritaron en la Catedral que no hay que avergonzarse de ser amigos de Jesús y que no tenemos que tener miedo.
Nuestros niños malagueños, a su manera, nos han dado un testimonio misionero y han ido por nuestras calles sonriéndonos y poniéndonos una estrellita para que no se nos olvide que un cristiano que celebra la navidad y no sigue a Jesús y se compromete a anunciarlo con su testimonio de vida, no es realmente cristiano.
Nosotros, los mayores, queremos dar a nuestros niños malagueños nuestro reconocimiento por su valentía, por su espíritu misionero y por su llamada a la paz, la solidaridad y la acogida de los más desgraciados. Y nuestro mejor reconocimiento es ser nosotros mismos testimonios de fe y sembradores de paz en nuestro mundo tan castigado por la guerra y la violencia.
