Mons. Asenjo: “La Iglesia no puede quedarse tranquila en las sacristías o los despachos parroquiales”

Archidiócesis de Sevilla
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Sede metropolitana de la Iglesia Católica en España, y preside la provincia eclesiástica de Sevilla, con seis diócesis sufragáneas.

El pasado 5 de noviembre se cumplieron siete años del comienzo del ministerio episcopal de monseñor Juan José Asenjo Pelegrina (Sigüenza, Guadalajara, 1945) en Sevilla. Hoy hace un hueco en una apretada agenda navideña para repasar lo más significativo de un año presidido por el Jubileo de la Misericordia. Un evento que debe marcar la trayectoria de la Iglesia en Sevilla, cuyas líneas de acción han sido trazadas en las Orientaciones Pastorales Diocesanas.

Recientemente se clausuró el Año de la Misericordia ¿Ha dado los frutos esperados?

Ciertamente ha sido un acontecimiento de gracia. Creo que todos hemos caído en la cuenta del papel principal que tiene la misericordia en la historia de nuestra salvación, que todo se desencadena como fruto de la misericordia de Dios. Ésta es el punto de partida de toda la historia de la salvación y del cristianismo. Por otra parte, en este año hemos revalorizado el sacramento del perdón. Los sacerdotes me dicen que han confesado más que nunca. Recuerdo con agrado el jubileo de los catequistas. Aquel día teníamos 35 confesores y había colas para confesarse. También estoy muy contento en el campo de la caridad y obras sociales. El gesto diocesano del jubileo ha sido la creación de un centro de empleo para desocupados, gestionado por Cáritas Diocesana, que está funcionando muy bien. Pero éste es el hito visible de algo que posiblemente sea menos mensurable, que es el crecimiento entre nosotros de las obras de misericordia, sobre todo la cercanía a los pobres y los que sufren. Me consta también que en este año de la misericordia ha habido grupos y familias que se han reconciliado, que ha servido para recuperar relaciones rotas, para mirarse a los ojos y darse la mano. Es algo digno de aplaudir y admirar.

Hemos vivido un acontecimiento que define en parte la religiosidad del pueblo de Sevilla: el jubileo de las hermandades, con la imagen del Señor del Gran Poder en las calles ¿Le ha sorprendido?

No mucho (ríe). Ya hace tiempo que voy calibrando las dimensiones de la religiosidad popular sevillana. Además, me gustaría recordar que fue una iniciativa personal, apoyada por el Consejo Episcopal y por la hermandad. Creo que ha sido probablemente el acontecimiento más notable en los jubileos sectoriales que hemos tenido este año. La Catedral albergó a 4.000 personas, a las que agradezco su entusiasmo.

Tenemos un nuevo santo en la Archidiócesis: don Manuel González ¿Qué aportan estos testigos de la fe a la Iglesia?

En primer lugar, nos recuerdan que pertenecemos a una Iglesia de santos. Todos estamos llamados a la santidad. Estas figuras evidentes –santa María de la Purísima, san Manuel González, santa Ángela de la Cruz, el beato Cardenal Spínola….- nos recuerdan nuestra máxima aspiración. Por otra parte, evidencian que la santidad no es algo inalcanzable en estos tiempos y en esta ciudad. Ellos se santificaron paseando por nuestras calles, respirando el aire que respiramos y sufriendo parecidas dificultades a las que nosotros padecemos. Todo esto no fue obstáculo, sino ocasión para vivir la santidad.

Una de estas causas es la que concierne a los mártires de los años 30 ¿Cree que ha sido bien entendida la intención de la Iglesia?

Yo creo que sí. Me preocupaba que no se hubiera abierto ya, porque es necesario honrar a estos 21 mártires: diez sacerdotes, diez laicos y un seminarista. En Sevilla la Guerra Civil no fue tan cruenta como en otras latitudes geográficas, pero hubo mártires y veía de justicia exhumar su memoria. Dios quiera que en Roma nos den la validez del proceso y podamos caminar hacia la beatificación.

Miremos al futuro deteniéndonos en la vertiente cultural, que es algo en lo que usted pone mucho empeño. Estamos en Sevilla y la Iglesia tiene algo que decir en el aniversario de Murillo, el Año de Murillo.

Efectivamente, las autoridades me han pedido la colaboración de la Diócesis y de la Catedral en este Año de Murillo. De este modo, el Cabildo colaborará con sus 18 Murillos, unos cuadros que permanecerán en la Catedral, pero se dispondrán en una ruta, a modo de relato de Murillo. En esta casa [el Arzobispado], además, tenemos dos Murillos y también los vamos a abrir para la contemplación del público. Aprovecho para dar a conocer la próxima apertura de los salones nobles a los visitantes, dos sábados al mes previa inscripción por Internet.

Siguiendo con la agenda de 2017, miramos a Roma. El Papa ha elegido a los jóvenes y la vocación como tema del próximo Sínodo de los Obispos ¿Qué le falta a la Iglesia, si le falta algo, para sintonizar con quienes son el futuro de la Iglesia y de la sociedad?

Me alegré mucho de la elección de este tema, porque las pastorales vocacional y juvenil son prioritarias. Dejando bien sentado que los jóvenes son el futuro de la Iglesia y la sociedad, por ello hay que atenderlos, no creo que se trate de sintonizar. Creo que necesitamos en la Iglesia sacerdotes buenos, generosos, centrados y piadosos, que se dediquen expresamente a los jóvenes. Pero sin duda, se trata de un apostolado difícil, porque los frutos no son inmediatos.

Don Juan José, usted no se cansa de aludir al Seminario, a la necesidad de preparar bien a los futuros sacerdotes ¿Qué nota le pone a la Pastoral Vocacional en Sevilla?

Estoy muy contento, muy agradecido al Señor y a los sacerdotes que llevan esta pastoral, que son los formadores de los Seminarios. Están trabajando muy bien, llegando a muchos jóvenes y viajando por toda la Archidiócesis. Además, han creado el Preseminario, tanto para el Mayor como en el Menor. Los frutos los estamos recogiendo, ya que cada año entra en el Seminario de Sevilla una decena de jóvenes para iniciar los estudios sacerdotales. Y también vienen al Seminario Menor un grupito de niños que son para mí una gracia de Dios. Este año hay nueve, pero son nueve joyas. Quiero destacar también que hay Seminarios Menores que no producen ningún fruto vocacional, en cambio en el nuestro, en los cinco años de su existencia, han pasado 14 chicos al Seminario Mayor.

No podemos mirar al futuro sin detenernos en las Orientaciones Pastorales Diocesanas. Parece que nos encontramos, don Juan José, con una Iglesia en salida, con una nueva mentalidad, como si no estuviéramos en una sociedad cristianizada ¿Es así?

Esta es una sociedad cristiana, no se puede negar, y la religiosidad popular es intensa y apreciable. No se puede decir que seamos una Iglesia en misión. Por ejemplo, en Sevilla la asistencia a las misas dominicales es alta. También hay otro dato importante: el 44% de los sevillanos tachan la cruz a beneficio de la Iglesia Católica en la Declaración de la Renta. Es un signo de que aquí hay vida cristiana. No obstante, hay sectores que necesitan ser evangelizados y la Iglesia no puede quedarse tranquila en las sacristías o los despachos parroquiales. Tenemos que salir a buscar a los que se han marchado decepcionados, así como a los que nunca se han sentado con nosotros. En este sentido, las Orientaciones Pastorales, en su quinto objetivo, hablan de una conversión personal y otra pastoral misionera. Tenemos que salir y predicar desde donde nos dejen, oportuna e inoportunamente.

Llama la atención la referencia que se hace en este documento a una realidad estadística: Sevilla tiene tres de los cuatro barrios más pobres de España ¿Qué respuesta se está dando desde la Iglesia a esta realidad?

Ojalá todas las instituciones dieran la respuesta que está dando la Iglesia. Estoy convencido que en los años de hierro de la crisis, si no hubiera sido por la Iglesia –y con ello me refiero a Cáritas Diocesana, las Cáritas parroquiales, las propias parroquias, las hermandades y las obras sociales de los religiosos- aquí habría habido un dolor multiplicado. Por ello, estoy orgulloso de la repuesta que se ha dado. Pero todavía tenemos que seguir trabajando.

Le hemos oído pedir que recemos por nuestra patria. Como observador de la situación de España, ¿qué reflexión hace el Arzobispo de Sevilla?

Sí, sobre todo en momentos determinados, como en los ocho meses que hemos estado sin Gobierno, donde daba la impresión de que era imposible que los partidos políticos se pusieran de acuerdo en favor del bien común. En todas las Misas que he presidido he añadido una plegaria por España. Actualmente, la situación es menos aguda. Hay motivos para la esperanza. Pero el rezar por España no debe ser coyuntural, debemos hacerlo siempre como lo hacemos por nuestros padres.

¿En qué estado se encuentra su relación con los sevillanos?

Doy gracias a Dios que ya hace ocho años que me trajo a Sevilla. Doy gracias también a los sevillanos que generalmente me han acogido con respeto y afecto. Me encuentro actualmente muy a gusto, quiero a Sevilla y me siento orgulloso de ser su Arzobispo, un ministerio que trato de hacer lo mejor posible. Quiero añadir que los sevillanos, ahora y cuando acabe mi servicio aquí, siempre podrán contar con mi afecto y mi amistad.

¿Cuál es su mayor virtud?

Puede que sea el trabajo, no sé hacer otra cosa que trabajar, incluso en vacaciones. Si no estoy trabajando me aburro. Ahora que lo pienso, no sé si es una virtud o un vicio. (Ríe)

¿Y su principal defecto?

Una cierta propensión al pesimismo, que me induce a juzgar las realidades y situaciones con un déficit de objetividad y realismo. Tal vez porque soy muy exigente conmigo mismo y quiero ser también muy exigente con los demás.

¿Qué título llevaría un libro sobre su episcopado?

La pasión por servir, podría ser el título.

De alguna manera todos somos el resultado del paso de muchas personas por nuestra vida ¿A quién le debe más el Arzobispo?

Yo le debo mucho a Dios, a mis padres, a mis formadores del Seminario y, sobre todo, a un obispo santo, cuyo proceso de canonización se abrió en Valencia el pasado mes de septiembre. Fue Obispo de Sigüenza entre el año 1981 y 1991, no es otro que don Jesús Plá. Es una persona que influyó decisivamente en mi orientación sacerdotal y en mi futuro.

¿Qué propósitos personales se ha hecho para 2017?

Cuidar un poco más la salud, un propósito que me han propuesto los demás.

 

Puede ver la primera parte del VÍDEO de la entrevista en este enlace.

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